Gianny Barroso la Rosa: seguiré abonando los surcos con mi sudor y dedicación

Gianny Barroso la Rosa: seguiré abonando los surcos con mi sudor y dedicación

A los frutos que ha parido y crecen hoy en mi finca no le han faltado el fertilizante vital, la dedicación y el sudor permanentes, sentenció con el verbo guajiro que lo caracteriza Gianny Barroso la Rosa, un hombre de la zona de Santa Rosa, en esta localidad del norte de la provincia de Sancti Spíritus.

En poco más de 40 hectáreas adquiridas en usufructo, de la Unidad Empresarial de Base Seibabo, de la empresa agropecuaria Obdulio Morales, este productor asumió el policultivo como aliado imprescindible para sumar alimentos agrícolas.

Mis suelos son, en lo fundamental, rojos; donde ayer crecieron los mejores cañaverales de la comarca y hubo excelentes potreros, en la actualidad, los sembrados de viandas, hortalizas y frutales son robustos, pero esa realidad no piense que cae del cielo, está «sazonada» con sabiduría campesina y el quehacer permanente en el surco, refirió.

Basta con desandar la carretera que enlaza a Yaguajay con Caibarién, en la provincia de Villa Clara, y en la zona de Santa Rosa, y al primer golpe de vista se observa un campo donde la frutabomba se distingue por su tamaño y lozanía; mientras, en los espacios de la plantación se observa, además, cebolla, ajo, ají y huellas de otros vegetales.

La calabaza, la yuca y los vestigios del maíz confirman que en la finca de Gianny lo que siempre hay es trabajo.

El problema es el riego, el tendido eléctrico pasa por encima del lugar; poseo el pozo más rico y fértil de esta zona; tengo la bomba, pero faltan recursos para electrificar, un anhelo viejo, reiterado en cada escenario y para el que no aparece la solución, aseveró, repasando con la vista un gran palmo de tierra listo para sembrar.

Perdí toda la cosecha de frijol de este año por falta de agua, mi papá y yo hemos echado el cuerpo aquí para lograr las plantaciones y todo ello sin dejar de atender los toros que cebamos en la loma, faena bien trabajosa, por cierto, apuntó.

Significó que ahora alistan un área nueva en la zona de un suelo que le llaman blanquizal, un espacio ubicado más al este y donde predomina la humedad.

Allí sembramos guayaba, abonada con fertilizantes orgánicos, y también tomate, acotó, mientras con su mano apuntaba hacia el sitio que colinda con la montaña.

Hacer producir la tierra en estos momentos es bien costoso, dijo, los jornales son muy altos, la fuerza de trabajo escasea, te faltan recursos, hay incomprensiones; sin embargo, lo que no se puede perder es el alma campesina para cosechar sus frutos.

Los que viven en las comunidades más apartadas, los de los poblados cercanos, la familia, los vecinos, todos necesitan la comida y con certeza te digo que mi finca y toda Santa Rosa, bien trabajada, puede aportar mucho más, detalló, yo seguiré abonando los surcos con mi sudor y dedicación porque Gianny Barroso la Rosa no sabe ser de otra manera.

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