El maestro tiene que ganarse el cariño de los estudiantes

El maestro tiene que ganarse el cariño de los estudiantes Este educador reincorporado imparte clases a alumnos de quinto grado en la escuela primaria Tomás Pérez Castro.

En la Escuela Primaria Tomás Pérez Castro de Cabaiguán, los alumnos de primero a quinto grado caminan en fila por el pasillo central. A centímetros de los educandos de quinto grado, el maestro Pedro Aurelio Rodríguez González, permanece a la expectativa, y basta una mirada suya para corregir travesuras.

«Muchos se formaron, incluso ya son personas mayores y me saludan por la calle. No hay orgullo más grande que esas personas te recuerden», dice Pedro Aurelio, quien ha dedicado más de medio siglo a la enseñanza.

Fue la determinación del adolescente Pedro Aurelio Rodríguez González que, en 1962, se adentró en el macizo de Guamuhaya. «Nosotros fuimos seleccionados para pasar un curso en Matanzas de seis meses. Estaba seleccionado para trabajar en El Niño y La Nube, pero cuando llegamos aquí a la provincia, nos ubicaron en el Escambray.

En ese lugar, el maestro era el Dios, era todo. Había trabajado una maestra y después fui con ella. Me integré y daba todas las asignaturas», recuerda Pedro Aurelio.

La marcha parsimoniosa de Pedro Aurelio delata al casi octogenario, vanidoso de una vejez alejada de un sillón y la soledad. Su voz alcanza el último pupitre. A los 16 años, alfabetizó en Neiva, una experiencia que describe como «muy emocionante porque no sabían ni coger el lápiz». Al finalizar el curso de alfabetización, pudo inscribir en la carta de mi niñez a Fidel Castro.

El internado Noel Sancho Valladares fue una parada determinante en su carrera profesional. «Llegué ahí con 21 o 22 años y cuando salí tenía más de 40 años. Mi esposa se enfermó y pedí traslado para estar con ella», comenta. Pedro Aurelio destaca que «el maestro tiene que ganarse el cariño del alumno de cualquier forma».

En la era de youtubers, tiktokers, influencers y gamers, las pantallas táctiles retan a Pedro Aurelio a convertir las clases en un espectáculo del saber. «No permito celulares en el aula, pero utilizo la tecnología para trabajar con pronósticos del tiempo, por ejemplo. Ellos pueden buscar en el celular y preparar bien el trabajo».

El sistema educacional en el municipio tiene una deuda con este veterano del magisterio, que ha resistido alejarse del aula. «Siempre me he mantenido en educación, sin importar las limitaciones ni el salario. Siempre he trabajado por enseñar y ser un buen maestro, por cumplir con mi deber», concluye Pedro Aurelio.

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  1. Magaly dice:

    Un MAESTRO respetado y respetuoso. De los grandes y de los mejores.

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