Yuliet y los sueños reparadores del Centro Médico Psicopedagógico

Yuliet y los sueños reparadores del Centro Médico Psicopedagógico

En un aula ubicada en el centro psicopedagógico El reparador de sueños, una maestra terapeuta utiliza la alegría como una asignatura más. Se trata de Yuliet Alsina Lazo, quien se acercó a la profesión casi por accidente.

“No tenía ni idea de qué trataba la defectología. Yo quería licenciatura en Español literatura.

Puse la defectología en segunda opción y fue la que me llegó. Entonces empecé a averiguar con amistades que habían estudiado esa carrera, porque yo soy graduada en el 2001. Y en ese tiempo la defectología iba a iniciar como carrera integral. me llegó el servicio social para trabajar en la escuela de conducta Alberto Delgado, hoy escuela pedagógica”.

Entre sorbos de café, describe sus primeros pasos en un mundo vulnerable y hermoso a la vez.

“Cuando yo empecé en la escuela de conducta, empecé a dar quinto y sexto el área de ciencia.

Eran niños muy grandes. Eso me chocó mucho porque yo tenía que cuidarme mucho a la hora de vestirme, porque ya eran niños grandes que se metían con uno, te tiraban un piropo y tienes adaptarte a ellos y que mostrarles respeto, seguridad.

Ya después me pasaron para los grados pequeños. Era una cosa linda. Yo iba por sus albergues y a todos los niños les recogía sus camisitas. Y yo llegaba a mi casa y lavaba sus camisitas. Bueno, fíjate cómo era mi relación con esos niños de conducta, que ellos a mí no me llamaban maestra, me decían tita”.

Desde que entré al centro, me llamó muchísimo la atención lo que era el trabajo con los niños. Uno sabe que en la calle hay personas con ese tipo de discapacidad, que hay niños encamados, que hay niños con malformaciones, pero verlos así, nunca los había visto.

yo soy una persona muy cariñosa. Me gustan mucho los niños. Me gustan demasiado los niños, el trabajo con ellos. Porque desde que tú llegas a ese centro, tú los ves que ellos te besan, te abrazan. Me sentí muy amada por ellos. Ellos me ven a mí como uno más de ellos. Porque yo si hay que bailar, bailo. Si hay que hacer un chiste, yo hago el chiste también y ellos se ríen junto conmigo. Si hay que jugar pelota, juego con ellos.

De la hermana República de Venezuela, conserva…

Los tiempos de Chávez fueron los inicios de la misión Barrio Adentro. Fue muy bien, experiencias maravillosas, relaciones maravillosas, de compañeros, de amistades que todavía en la actualidad se mantienen. Y bueno, y ahí en Venezuela conocí a mi actual esposo, que ya llevamos 20 años de matrimonio. Es médico.

Rocío. Este es un nombre que Yuliet pronuncia diferente.

Rocío es mi vida. Es la vida de nosotros. Es única hija, es única nieta.

Imagínate, es la princesa de la familia.

Esta espirituana vive orgullosa de una profesión difícil, pero de la que no logra desprenderse.

A mí las personas me preguntan y me dicen, ya tú te vas a retirar. Y yo digo sí. Ellos son mi vida. Mi vida, mi razón de ser, mi tiempo, mi compañía.

Ahí, en el Centro Médico Psicopedagógico es donde de verdad tú ves que ellos sí aprenden y de lo que ellos son capaces de hacer. Y además yo vengo para mi casa con mucha satisfacción.

Por ejemplo, que ese niño por la mañana me logró a mí hacer un trazo y yo vengo contentísima para mi casa. Siempre con una sonrisa en la cara. Ese sí es mi carácter.

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