Un nuevo amanecer para Haikana (+ fotos y video)
Una historia de angustia y heroísmo concluyó recientemente en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, de Sancti Spíritus, donde la joven Haikana Meneses García, de apenas 16 años, enfrentó el mayor calvario de su corta existencia: el parto que debió ser motivo de celebración se transformó en una lucha titánica contra la sepsis y la muerte, en medio del desvelo y la entrega absoluta de un equipo multidisciplinario.
La episiotomía o incisión quirúrgica realizada para facilitar la llegada de la nueva vida se abrió y dejó pasar un estafilococo que sembró la semilla de la tragedia. A partir de ese momento, ella se aferró a la posibilidad de un reencuentro con su hija recién nacida y luchó con uñas y dientes.
EL INICIO DEL CALVARIO
Haikana dio a luz el pasado 12 de enero y, como todo trascurría con normalidad, regresó a su hogar ubicado en el municipio de Cabaiguán. Sin embargo, tan solo seis días después ingresaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del mayor centro asistencial espirituano, explica la doctora Mayelín Durán Romero, especialista de segundo grado en Terapia Intensiva.
Fue una batalla intensa la que protagonizamos para salva la vida de Haikana, dice Mayelín Durán Romero, especialista de segundo grado en Terapia Intensiva. Foto Yosdany Morejón
“La paciente ingresó tras haber dado a luz en un parto normal. Desde su llegada se evidenció una infección en la incisión que se realizó durante el parto, lo cual permitió la entrada de múltiples gérmenes”, apunta.
En un santiamén, la infección atacó su organismo con la furia de un huracán y se extendió de manera implacable hacia sus pulmones, para desatar una bronconeumonía que comprometió cada aliento. En ese momento la vida de Haikana se convirtió en un campo de batalla donde el equipo médico se transformó en guardián de un destino incierto.
“La paciente requirió ventilación mecánica artificial durante más de 30 días, mientras se implementaban diversas estrategias terapéuticas en un arduo trabajo continuo”, comenta la doctora—. Debido a la prolongada y crítica situación, estuvimos todo el tiempo a su lado en un trabajo coordinado por el director del hospital y respaldado desde el punto de vista administrativo en cada acción.
“Nosotros prácticamente ni dormíamos; estábamos más tiempo en el hospital que en la casa. Esa jovencita se convirtió en el centro de nuestro universo y por ella dimos todo”, agrega la también especialista de primer grado en Medicina Interna.
Por su parte, el jefe de servicio de Cirugía General, Miguel Alexander Concepción López, destaca la complejidad del caso y subraya que cada decisión se discutió en comisiones, lo que permitió que intervenciones tan delicadas como la cirugía torácica para evacuar el empiema (acumulación de pus en el espacio pleural) y la traqueostomía para mejorar la ventilación se llevaran a cabo con la precisión necesaria.
El jefe de servicio de Cirugía General, Miguel Alexander Concepción López, destaca la complejidad del caso y subraya que cada decisión se discutió en comisiones. Foto Yosdany Morejón
La sinergia entre cirujanos, obstetras y neumólogos fue determinante para revertir el curso de la infección y marcar la diferencia en la evolución de la paciente.
“Debido al tipo de germen que contaminó los pulmones, estos órganos comenzaron a destruirse y hubo necesidad de realizar otro proceder quirúrgico, que fue la videotoracoscopia (procedimiento quirúrgico que permite explorar la cavidad torácica), para acceder a la cavidad pleural y poder limpiarla y extraer todo ese tejido que estaba destruido en orden de recolocar las sondas pleurales. Posteriormente a este proceder, hubo que realizar lavados de la cavidad pleural, además de una traqueostomía para mejorar la ventilación de la paciente”, cuenta el cirujano.
Relata que durante días se dedicaron incansablemente a la paciente, quien oscilaba entre estados graves y momentos críticos. “Trabajamos sin cesar, adaptando cada intervención según la situación. La joven se encontraba en constante riesgo y la presión era tal que, muchas noches, el desvelo se convirtió en parte de la jornada”, expresa.
Añade el galeno que la experiencia resultó abrumadora: no es lo mismo tratar a un paciente en fase terminal, cuando el desenlace parece inevitable, que enfrentar el reto de salvar a una adolescente cuya vida se debatía entre la esperanza y la inminente tragedia.
LA BATALLA POR LA VIDA
El día de su ingreso, un sábado, Haikana se presentó en pésimas condiciones clínicas y ya para el domingo se había activado una comisión de “materna crítica”, que reunió a especialistas de Ginecología, Anestesiología, Medicina Intensiva, Hematología, Inmunología, Laboratorio Clínico y Cirugía.
“Ya desde esa propia jornada comenzamos a realizar varias interconsultas con especialistas de casi todo el país porque a Haikana la salvó Cuba entera. Especialmente, intercambiamos con el profesor Danilo Nápoles, de La Habana, y otros que se unieron desde Ciego de Ávila, Villa Clara y Pinar del Río”, refiere Zaida Ondarza Carballo, especialista de primer grado en Ginecología y Obstetricia.
De acuerdo con la doctora, frente a esta evolución imprevista se tomó la difícil decisión de realizar una histerectomía con doble anexectomía, o sea, una cirugía que consiste en extirpar el útero, los ovarios y las trompas de Falopio, ya que la infección había avanzado al cuello y al endometrio. Debido a esto, añade, Haikana no podrá procrear más.
Lamentablemente, el calvario de esta paciente no es un caso aislado, sino un reflejo de los peligros que entraña el embarazo en la adolescencia. La juventud y la vulnerabilidad se suman a factores sociales y de salud que pueden desencadenar complicaciones fatales.
El pasado 14 de febrero no faltaron los regalos para Haikana de parte de los propios especialistas que salvaron su vida. Foto cortesía del Hospital Camilo Cienfuegos
La historia de Haikana impone una reflexión profunda sobre la necesidad de prevención, educación y apoyo integral para quienes se convierten en madres antes de estar preparadas para asumir tal responsabilidad, acota Lázaro Javier Díaz Sieiro, subdirector del área Materno Infantil del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, quien destaca, además, la extraordinaria coordinación y el compromiso del equipo médico que intervino en este caso.
“Todos los días nos reuníamos varias veces para revisar cada detalle, en coordinación con el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) y diversas especialidades. Cada intervención, desde la cirugía torácica para evacuar el empiema hasta la traqueostomía y los lavados bronquiales, se realizó con precisión milimétrica. Nunca habíamos tenido un caso tan complejo en alguien tan joven y cada minuto fue crucial”.
El relato del equipo se entrelaza con jornadas interminables de desvelo y sacrificio. Se trabajó ininterrumpidamente, con turnos que se extendían de madrugada a la noche, en un esfuerzo por contener la sepsis que amenazaba con arrebatar una vida llena de promesas.
La presencia constante del director del hospital, que se mantuvo en la institución durante una semana, y la dedicación de médicos, enfermeras, residentes y terapeutas fueron esenciales para sostener la lucha contra el enemigo invisible. En ese ambiente de presión y esperanza, cada pequeño avance se celebraba con emoción. La atención integral incluyó no solo maniobras quirúrgicas de alto riesgo, sino también cuidados de apoyo que abarcaban la nutrición y el bienestar psicológico de la paciente.
Los equipos se organizaron de forma meticulosa para evaluar, en cada reunión de la Comisión de Materna Crítica, los cambios en su estado y ajustar el tratamiento en función de los resultados de laboratorio y la evolución clínica.
VICTORIA CONTRA LA MUERTE
La batalla contra la muerte encontró su epílogo en la voz de Haikana, quien, ahora de pie frente a un espejo, mira con orgullo la cicatriz en su garganta por donde introdujeron los tubos que la mantuvieron con vida durante más de un mes: “Es un milagro prácticamente que yo esté viva», confiesa con la mirada llena de gratitud y alivio.
“La atención de los médicos fue impecable, como un manto protector que me cobijaba las 24 horas del día. Los enfermeros, los médicos y hasta la doctora Mayelín, a quien quiero mucho, estuvieron siempre ahí conmigo. Llegué a sentirme más muerta que viva, pero ellos no me dejaron sola ni un solo instante”, responde.
Tras más de 40 días en Terapia Intensiva, Haikana Meneses García, de apenas 16 años, logró vencer a la muerte. Foto Yosdany Morejón
El eco de su testimonio se une al de Misleidy García Fernández, la madre: “No tengo palabras para agradecer a este hospital”, relata con emoción. “Todo se puso en marcha por el bien de mi hija: médicos, enfermeras y hasta el director del hospital, que permaneció junto a ella sin cesar. La atención fue tan integral y dedicada que ni tuve que buscar ayuda. La calidad humana y profesional aquí es incomparable”.
En este refugio de esperanza, donde cada latido se transformó en un triunfo contra la adversidad, el hospital Camilo Cienfuegos se convirtió en el taller donde se forjó el milagro de la vida. La dedicación incansable de un equipo multidisciplinario que trabajó sin descanso durante noches interminables, se tradujo en la victoria de una madre joven que, tras “siglos” de separación, se prepara para el reencuentro con su hija.
Esa cita inminente simboliza no solo el final de una odisea médica, sino también el triunfo del amor y la esperanza sobre las sombras de la desesperación. Este reportaje celebra el renacer de un sueño, el testimonio del valor y la entrega de quienes hicieron posible que, contra todo pronóstico, la vida volviera a florecer.
“Verla recuperada, lista para volver a casa y reencontrarse con su hija es la mayor satisfacción y el motor que nos impulsa a seguir luchando”, concluye el doctor Miguel.
Haikana agradece a los especialistas que le salvaron la vida. Foto cortesía del Hospital Camilo Cienfuegos
Un equipo multidisciplinario k garantizo y lucho por la vida de una puerperal adolecente
Muchas felicidades para ese equipo multidisciplinario. Fue además un orgullo para mí ver a mi joven hermana, médico intensivista, que aparece en la primera foto del artículo periodístico, quien ha demostrado al igual que el resto de los especialistas y enfermeras, que se puede laborar con amor y dedicación a pesar de las dificultades que presenta nuestro sistema de salud para salvar esta y muchas otras vidas
He llorado de emoción al escuchar la historia en la voz de la doctora que asumió la dirección de esta proeza médica y humana que venció todos los obstáculos muchas felicidades para todo el equipo médico y la paciente
Felicitaciones a ese gran colectivo por su humanismo y profesionalismo