Tres jóvenes espirituanos en la victoria de Playa Girón
En menos de 72 horas de cruentos combates, los milicianos cubanos se impusieron a los mercenarios, que, financiados por Estados Unidos, intentaron derrocar al gobierno de Fidel Castro en las arenas de Playa Girón. En menos 72 horas los hombres y mujeres de la isla causaron la primera gran derrota al imperialismo yanqui en América.
Miles de combatientes de toda la nación defendieron la Patria durante aquellas jornadas definitorias, entre ellos varios jóvenes provenientes de tierras espirituanas. Radio Sancti Spíritus publica sus historias, marcadas por la determinación y el compromiso con su tiempo.
UN MENSAJERO ENTRE EL FUEGO
Tenía solo 17 años cuando se ofreció como voluntario en las Milicias Nacionales Revolucionarias. Pedro Luis Rojas, nacido en el barrio de Colón, en la ciudad de Sancti Spíritus, era entonces estudiante de Secundaria y miembro activo de la Asociación de Jóvenes Rebeldes. Al conocer la noticia de la invasión en la Ciénaga de Zapata, pidió ser enviado al frente. Su función principal era la de mensajero entre las tropas milicianas y los mandos cercanos al central Australia.
“Era delgado, pero valiente recuerda un compañero suyo de entonces—. Corría entre los matorrales con los proyectiles silbando por encima, sin perder la calma. No le importaba que llovieran balas; él solo quería cumplir su misión.
Pedro Luis fue herido en una pierna durante uno de sus recorridos, pero se negó a abandonar la zona de combate. Atendido por un médico de campaña, regresó al día siguiente para continuar prestando servicio. Su actitud sería reconocida luego con la Medalla por la Victoria de Playa Girón, entregada personalmente por el Comandante en Jefe en un acto en La Habana.
ENFERMERA CON TEMPLE
Natural de Jatibonico, María Antonia Lores tenía 20 años cuando se alistó como voluntaria en la Cruz Roja Revolucionaria. Formada como auxiliar de Enfermería en los primeros meses de 1961, su entrega la llevó al escenario de Girón apenas comenzado el conflicto. Su papel fue vital en los improvisados hospitales de campaña que se montaron en las cercanías del central Australia.
Vi llegar a muchos jóvenes heridos relató años después en una entrevista para la radio local. Lo más duro era tener que escoger a quién atender primero cuando no había suficientes recursos. Aprendí a actuar con rapidez, a no dejarme dominar por el miedo.
María Antonia asistió a más de 30 heridos durante los días de enfrentamiento. Su temple, solidaridad y dedicación la convirtieron en una figura querida entre los combatientes.
ARTILLERO EN EL CENTRAL AUSTRALIA
Desde el municipio de Taguasco llegó a Playa Girón Ramón Batista Morales, un joven campesino de 19 años que apenas sabía leer, pero que había aprendido a manejar un cañón antiaéreo a su paso por una unidad de instrucción en Santa Clara. Fue asignado a la defensa del central Australia, uno de los puntos estratégicos para frenar el avance de los mercenarios por tierra.
Durante la madrugada del 18 de abril, Ramón y su dotación derribaron uno de los aviones enemigos que intentaba bombardear el camino de acceso al central. A pesar de la confusión del combate y del constante ruido de los motores, su precisión fue fundamental para impedir que los invasores ganaran terreno.
“Él no hablaba mucho, pero cuando había que actuar, era de los primeros confesó a la prensa su hijo, también llamado Ramón, quien conserva aún la vieja gorra de campaña de su padre—. Nunca le gustó hablar de la guerra. Decía que había hecho lo que tenía que hacer.
Ramón Batista Morales falleció en 2005, pero siempre fue reconocido como uno de los artilleros destacados en la defensa de Playa Girón.
Fuentes: Radio Sancti Spíritus, Periódico Escambray, Ecured