Señales contradictorias a las puertas de Cumbre en Alaska
Con algunas señales contradictorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la cumbre con su homólogo ruso, Vladimir Putin, sigue en el centro de atención mediática a menos de 24 horas de su celebración en Alaska.
Mientras la Casa Blanca redujo expectativas sobre la próxima cita, Trump amenazó la víspera con «consecuencias muy graves» si Putin no acepta detener la guerra en Ucrania.
Trump no especificó cuáles podrían ser esas consecuencias, pero hizo los comentarios después de una reunión virtual con líderes europeos, incluido el presidente ucraniano, Vladimir Zelenski (por cierto ha dicho que cualquier acuerdo sin Kiev nacería muerto).
Si embargo, algunas apreciaciones dentro de la propia administración Trump, el encuentro de mañana no pretende poner fin a los enfrentamientos en Ucrania incluso se están utilizando términos como «sesión de escucha» y «reunión de sondeo» para describir los que pudiese discutirse sobre el tema.
El presidente Trump y su equipo optaron por evitar predecir resultados y opinaron que quizás será necesaria una cumbre de seguimiento con Putin y Zelenski para alcanzar algún progreso concreto en el alto el fuego.
No obstante, Trump también vaticinó que «hay muchas posibilidades de que tengamos una segunda reunión que sea más productiva que la primera (…) Porque en la primera voy a averiguar dónde estamos y qué estamos haciendo».
«Este es un ejercicio de escucha para este presidente», comentó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, durante su conferencia el martes con los periodistas.
También el secretario de Estado Marco Rubio y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, discutieron en una llamada telefónica el propio día “ciertos aspectos de la preparación” del encuentro.
Para asistir a la reunión -cuyos aspectos logísticos siguen en marcha- Trump tendrá que recorrer unos cinco mil 400 kilómetros en línea recta desde esta capital hasta la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, una instalación militar ubicada en el extremo norte de Anchorage, la ciudad más grande de Alaska.
A propósito, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió ayer una licencia que suspenderá temporalmente algunas sanciones contra Rusia con motivo de actividades vinculadas a la cumbre del 15 de agosto.
Firmada por el director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro, la medida dispensa transitoriamente de cualquier sanción las actividades relacionadas con el evento hasta el 20 de agosto.
La última vez que Putin dialogó personalmente con homólogo estadounidense fue hace poco más de cuatro años, en junio de 2021, que habló con Joe Biden en Ginebra, Suiza. A Trump lo tuvo frente a frente por última vez durante el primer mandato del republicano y fue en junio de 2019 en Osaka, Japón.
Medios de prensa recuerdan que Putin no será el primer jefe de Estado extranjero en ser recibido en Anchorage por un ocupante de Despacho Oval, antes sucedió con el emperador japonés Hirohito, en septiembre de 1971, cuando se reunió con el presidente Richard Nixon. Alaska fue parte de Rusia hasta 1867, cuando Estados Unidos adquirió el vasto territorio de un millón 518 mil 800 kilómetros cuadrados al entonces Imperio ruso por algunos millones de dólares.
Y ahora, ¿por qué se escogió ese lugar? El asesor presidencial ruso, Yuri Ushakov, explicó que ambos países son «vecinos cercanos» y «parece totalmente lógico que nuestra delegación simplemente cruce el estrecho de Bering».
El lunes un desliz de Trump ante los medios dio la nota. Quizás desde la perspectiva de Washington, el estado más grande del país está tan lejos que casi parece ruso, indicó La Opinión.
Bueno, Trump dijo a la prensa en la Casa Blanca: “Me reuniré con Putin, el viernes voy a Rusia”.
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