Proeza sobre rieles (+Fotos)
Después de una gran crecida y fuertes lluvias que obstruyeron los tubos y arrastraron el antiguo puente de cajones de más de treinta o cuarenta años, la circulación ferroviaria entre Jarahueca e Iguará, en Yaguajay, quedó cortada durante casi dos años.
Israel Piz, un veterano en el mundo de los puentes ferroviarios con casi cuatro décadas de experiencia, narra cómo la crecida destruyó el puente.
«Este puente hizo una creciente grande y llovió mucho para arriba y parece que el cajón del tubo, los tubos se tupieron.
Entonces empezó a echar agua para allá, se le fue por arriba y se lo llevó. Treinta o cuarenta años llevaba ese puente hecho de cajones y se lo llevó.»
Cerca de dos años después, un enjambre de hombres ha comenzado a levantar un nuevo puente en el kilómetro 84.800. Estos trabajadores desafían las alturas y los peligros del lugar para resarcir el deslave que mantuvo sin comunicación ferroviaria el enclave entre Nuevitas y Santa Clara.
Carlos Manuel Martínez, jefe de la Brigada Especial de la Unidad Empresarial de Bases, Vías y Puentes de Placetas, explica que están construyendo un puente de dos luces de seis metros cada una, con una capacidad total de doce metros para el flujo de agua.
Aproximadamente 20 hombres, incluidos miembros de la Brigada de Jarahueca de la UEB Vías y Puentes de Sancti Spíritus, encabezados por Israel Piz, trabajan bajo el sol y el sereno con fuerza y precisión.
Israel Piz destaca la dificultad de colocar las traviesas, mientras que Aldo Rodríguez y Rafael Moisés Izaguirre, de Las Tunas, se suman al trabajo con su grúa Inca Pilote.
La edificación del nuevo puente no solo revitalizará el cruce de trenes, sino que también mejorará la comunicación entre las comunidades de Jarahueca y Perea.
José Lorenzo, director provincial de transporte, explica que el nuevo puente permitirá la circulación del coche motor, que solía transportar personas y estudiantes hacia los centros educacionales hace dos años, y facilitará el tránsito del tren entre Nuevitas y Santa Clara, sirviendo como una vía alternativa crucial durante emergencias en la central.
Mientras los martillos, grúas, traviesas y hierros invaden la quietud de aquellos parajes recónditos, Israel Piz sueña con que, en pocas semanas, el nuevo puente deje escuchar nuevamente el crujir de los trenes, trayendo alegría a las comunidades que han estado dos años sin este vital medio de transporte.
Fotos: Elsa Ramos.