¿Qué circunstancias llevaron a Fidel a declarar el carácter socialista de la Revolución cubana?
El 16 de abril de 1961, frente a miles de cubanos reunidos en La Habana, Fidel Castro pronunció un discurso que marcaría un punto de inflexión en la historia de Cuba y de América Latina. Pocas horas habían transcurrido desde el brutal bombardeo a los aeropuertos del país antillano por parte de mercenarios, entrenados por Estados Unidos, cuando el Comandante en Jefe declaró oficialmente el carácter socialista de la Revolución.
Las circunstancias que llevaron a este momento culminante están profundamente enraizadas en la evolución misma del proceso: tras la victoria del Movimiento 26 de Julio y la caída del dictador Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959, el nuevo gobierno comenzó a implementar una serie de reformas sociales y económicas que buscaban erradicar la pobreza, el analfabetismo y la desigualdad.
La más significativa fue la Ley de Reforma Agraria, promulgada en mayo de 1959, que expropió grandes latifundios —muchos de ellos en manos de compañías estadounidenses— y redistribuyó tierras a los campesinos.
Estas medidas generaron un creciente antagonismo con el gobierno de norteamericano, que había respaldado por décadas a la élite económica cubana. A lo largo de 1960, las tensiones se intensificaron: Washington impuso un bloqueo comercial parcial y, en respuesta, Cuba nacionalizó empresas estadounidenses. La ruptura diplomática se concretó en enero de 1961, cuando Estados Unidos cerró su embajada en La Habana y retiró a su personal diplomático.
En paralelo, Cuba comenzó a estrechar lazos con la Unión Soviética: Moscú ofreció petróleo, asesoría técnica y apoyo financiero al gobierno revolucionario, así como respaldo político en el escenario internacional. La alianza de la isla con la URSS brindaba no solo una vía para resistir las presiones económicas del imperialismo norteamericano; sino, también, un modelo ideológico afín a los objetivos de transformación social profunda.
Desde finales de 1960, emigrados cubanos en Miami, con el apoyo logístico y militar de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entrenaban en Guatemala y Nicaragua con el fin de derrocar al gobierno de Fidel. El 15 de abril de 1961, aviones pilotados por emigrados bombardearon aeropuertos en Cuba en lo que se conocería después como el preludio del ataque. Fue entonces cuando Fidel, durante el entierro de las víctimas, tomó la palabra.
En su discurso, el líder revolucionario dijo: “Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos”.
Fue la primera vez que Fidel utilizó de manera oficial el término “socialista” para definir el carácter del proceso revolucionario. Se trataba de un gesto simbólico de reafirmación ideológica; una señal hacia dentro, para consolidar el apoyo popular, y hacia afuera, para revelar al mundo las posiciones que tomaría la isla en lo adelante.
La derrota de la invasión mercenaria por Playa Girón reforzó el prestigio del nuevo sistema. A partir de ese momento, Cuba se declaró abiertamente marxista-leninista y profundizó su alineación con la URSS.
De modo que la declaración del carácter socialista de la Revolución cubana no fue un acto aislado, sino el resultado de una secuencia de eventos históricos, conflictos geopolíticos y decisiones estratégicas. Fue, en esencia, una respuesta a las presiones externas y la expresión de convicciones políticas que marcarían el destino de la isla durante las décadas siguientes.
Fuentes: Cubadebate, Ecured, Periódico Granma, Periódico Escambray
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