Pero queda el olor de la tinta y la textura impregnada en el papel
La XXXIII Feria Internacional del Libro, en su edición espirituana cerró sus puertas, pero no su palpitar.
Queda la imagen del nuevo escenario, sobre las calles de piedra de la añeja urbe.
Pero queda por sobre todas las cosas, queda el olor de la tinta y la textura impregnada en el papel
Queda el ir y venir de la gente, buscando alimentar la espiritualidad y el alma, ya sea con novelas, poesías, historietas.
Y ahí está el epicentro de ese sismo cultural que se llama Feria del Libro.
Enhorabuena y a la espera de la venidera, y que sea mucho mejor.
Esta escena se hizo reiterativa en la feria. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Para los más pequeños, siempre hubo opciones. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Las manos siempre llevaron alguna novedad. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Letras Cubanas al alcance de todos. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
La Feria se fue, pero queda su palpitar. Foto: Oscar Alfonso Sosa.