Otra reverencia por Sancti Spíritus

Las piedras entretejidas en las calles conservan los ecos de tiempos pasados, las rejas coloniales resguardan memorias, las tejas rojizas, horneadas con el sudor de esclavos, cuentan historias en cada rincón. Cada elemento arquitectónico de esta villa es un tributo a la devoción de sus hijos. La arquitectura, según expertos, es el documento más sincero de la vida, y cuando un bien patrimonial se preserva, la ciudad late y agradece.

Vale la pena ver amanecer Sancti Spíritus y escuchar el tañido de las campanas de la Iglesia Parroquial Mayor, que por siglos han acompañado a los feligreses en alegrías y dolores. Su reloj sigue marcando los latidos de la ciudad, allí, a los pies de su torre campanario.

La cuarta villa cubana sigue construyendo su identidad, donde habitan los trovadores y sus guitarras rasgando serenatas en las madrugadas; donde resuenan las rumbas, los pasacalles, las tonadas y el punto que nos hace más espirituanos.