“Lluvia de flores” para nuestro Coro de Claves

A los espirituanos nos define la música. Son pocos en el mundo los capaces, como nosotros, de atesorar géneros tan diversos como la trova, la música campesina y la clave. Ese don nos identifica como un pueblo genuinamente musical.

La clave fue introducida en Cuba por el Catalán José Anselmo Clavet, para que se fusionara con los ritmos del patio, enriqueciéndose.

En Sancti Spíritus es Juan de la Cruz Echemendía el precursor de esta melodía que se arraigó tanto que era usual que los coros de claves proliferaran en toda la ciudad, como expresión de la más genuina cultura popular.

Los coros en su momento contribuyeron a dotar de identidad propia a los barrios y en ellos, voces humildes, en ocasiones descendientes de esclavos, alcanzaron un protagonismo inusual para aquellos años.

En 1914 Rafael Gómez Mayea “Teofilito” crea el actual Coro de Claves. Desde entonces ha mantenido su estructura a dos voces (primas y segundas) que alternan con una guía principal (también de prima y segundo).

Las claves, las famosas rumbas y pasacalles forman parte de la idiosincrasia del espirituano; no hay fiesta social o familiar que no termine entonando la pegajosa melodía que en el silencio de las madrugadas se torna más sonora y emblemática.

Con más de un siglo de tradición los Coros de Claves son parte del legado que los abuelos dejaron a las más jóvenes generaciones.

Si la historia de los pueblos puede escribirse por su música, en la nuestra no puede faltar esa mezcla de melancolía, amor al terruño y alegría contagiosa que se impregna en el aire cuando se escuchan las claves, rumbas y pasacalles.

 Desde pequeños crecimos a la sombra de esa tradición que es menester preservar como parte inseparable de nuestras vidas.

Felicidades a nuestro Coro de Claves.