La tertulia cultural
Se suele pensar –muy erróneamente- que la cultura espirituana comenzó con el triunfo de la Revolución, mientras se borra de un plumazo un rico antecedente de publicaciones, sociedades, liceos y eventos sociales que acaecían en esta cuatricentenaria villa.
Desde el siglo XIX las tertulias jugaron un papel importante en la promoción de la cultura local.
Si bien es cierto que las clases pudientes controlaban el acceso a la cultura y el mecenazgo se imponía como única colaboración con el artista, en las fastuosas casas particulares, liceos y sociedades las manifestaciones artísticas tenían una sistemática presencia.
Recepciones, saraos y tertulias eran escenario para la conversación inteligente y culta. Ese espacio lo hemos ido perdiendo poco a poco.
Es indudable que en un mundo agitado desaparece el hábito de la tertulia, de conversar sobre temas inteligentes y de escuchar en un ambiente apropiado buena música. Desde Siglos pasados las tertulias formaron parte de nuestra tradición.
Hace algunos años – en la década de los Ochenta para ser exactos- proliferó lo que se dio en llamar Té Culturales, que se erigían en esos necesarios espacios.
Cada museo o biblioteca organizaba su Té Cultural. Al sitio acudían artistas y un público habitual que confraternizaba y compartía la cultura. Lamentablemente con el paso el tiempo esas tertulias en las instituciones culturales fueron desapareciendo.
Quedan excepciones: El Museo Provincial de historia aún mantiene su Té Cultural, la Sociedad Cultural “José Martí” mantiene su Café Bonaparte”. Otras instituciones como la Biblioteca Provincial y la casa de Cultura también abren espacios a la tertulia.
Sistematicidad, puntualidad, una propuesta atractiva y un buen anfitrión son requisitos indispensables para el éxito de una tertulia.
En tiempos en que otros hábitos: los del reguetón y el alcohol, los de la plaza pública y el baile pugnan por imponerse, resulta alentador que defendamos propuestas como de este tipo.
Puede que sus asistentes no se cuenten por miles en cada edición, pero qué bien hace poder reunirnos, sencillamente a tertuliar sobre cultura.
También esta es una excelente forma de recrearnos.