Joyas que marcan huellas
La cuarta Villa fundada por los españoles en Cuba, la del Espíritu Santo, muestra como portentosos trofeos joyas arquitectónicas referentes de una ciudad añeja, pero con vida.
Han desafiado todo tipo de contratiempos, de inclemencias climatológicas, pero ahí están, marcando cada día la huella eterna de una arquitectura exquisita y regalando su majestuosidad.
Son también los argumentos, esos que son como el sello distintivo de esta urbe espirituana, que pronto celebrará su 510 cumpleaños.
Ellas son una invitación a admirarlas, además de por su elegancia, por toda la espiritualidad y leyenda que protegen.
El legendario puente sobre el río Yayabo, una joya que acoraza múltiples leyendas sobre su construcción. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
A la izquierda, el Teatro Principal, majestuoso y desafiante. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Parte superior del puente sobre el río Yayabo, enlace entre el centro y sur de la ciudad. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
La muralística moderna refleja en detalles los elementos que priman en la arquitectura de la ciudad añeja. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
El Hotel Plaza y los edificios colindantes, huella del período colonial. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Las calles empedradas, distinción de la Villa del Espíritu Santo. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
El Palacio de las Cien puertas, una joya arquitectónica distintiva del país, con una rica historia que marca la vida de la acaudalada familia Valle Iznaga. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
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