Fase de Alerta: cuando la preparación se convierte en acción

Fase de Alerta: cuando la preparación se convierte en acción

Cuando la posibilidad de un fenómeno meteorológico o de otro evento de desastre deja de ser una simple probabilidad para convertirse en una amenaza concreta, Cuba activa la Fase de Alerta. Esta etapa representa un salto cualitativo en la preparación: ya no se trata solo de estar informado, sino de actuar con decisión y disciplina para proteger vidas, bienes y servicios esenciales. Se declara cuando los órganos técnicos determinan que el impacto del peligro es previsible en un plazo de 48 horas, y marca el momento en que la sociedad entera se moviliza en función de la prevención.

En la Fase de Alerta, los Consejos de Defensa —a nivel municipal, provincial y nacional— se activan en su composición completa. Presididos por los primeros secretarios del Partido Comunista en cada territorio, coordinan la movilización total de las fuerzas que participan en la respuesta: servicios de salud, electricidad, abasto, transporte, comunicaciones, fuerzas armadas, brigadas de emergencia y organizaciones de masas. Se puntualizan y ejecutan las medidas previstas en los planes de reducción del riesgo de desastres en su volumen total, asegurando que cada sector cumpla su rol con anticipación y eficacia.

Desde el punto de vista ciudadano, esta fase exige responsabilidad individual y solidaridad comunitaria. Se limita el movimiento de personas y medios de transporte que no estén vinculados a tareas esenciales de Defensa Civil, y se suspenden actividades que puedan poner en riesgo la integridad física. Es el momento de completar los preparativos iniciados en la Fase Informativa: desinstalar antenas de televisión, paneles solares u otros elementos expuestos a los vientos; llenar y sellar herméticamente los depósitos de agua en las azoteas; y asegurar cultivos, semillas y especies zootécnicas sensibles, como aves, crías porcinas, conejos o terneros.

Si la protección familiar debe realizarse fuera del hogar, se debe trasladar a los sitios designados dentro del plazo indicado por las autoridades, llevando consigo el bolso de emergencia y respetando estrictamente las normas higiénicas y sanitarias. Es fundamental eliminar cualquier recipiente que pueda acumular agua y favorecer la proliferación de mosquitos, especialmente en zonas donde circulan enfermedades transmitidas por vectores. En el ámbito rural, se refuerza la protección del ganado y se revisan las condiciones de los corrales y cuartones.

Quienes participan como observadores voluntarios o gestionan un Punto de Alerta Temprana asumen un rol clave: deben monitorear niveles de ríos y micropresas cada tres horas, reportar cualquier cambio significativo y proteger sus equipos —como los sistemas fotovoltaicos— trasladándolos a lugares elevados, secos y seguros de inundaciones o filtraciones.

La Fase de Alerta no es un estado de emergencia, pero sí una llamada a la máxima preparación. Es la antesala de la acción inmediata, el momento en que la organización colectiva se convierte en escudo frente al desastre. Porque en Cuba la eficacia ante los fenómenos naturales no depende del azar, sino de la capacidad de anticiparse con rigor, disciplina y sentido de comunidad. Y esa capacidad se pone a prueba, precisamente, cuando suena la alerta.

No te pierdas nada. Únete al canal en WhatsApp de  Radio Sancti Spíritus.

#

Noticia,  Cuba ,  ,  

Deja un comentario

Aún no hay comentarios. Sé el primero en realizar uno.

También te sugerimos

Programación en vivo
Ahora:

Sigue a Radio Sancti Spíritus