Elecciones Nacionales: las esencias de los candidatos del pueblo
Tienen nombres y vidas desprovistos de la menor realeza; andan con las manos embarradas de tierra y luna, con los ojos medio cansados por tanto libro leído; algunos con sombreros gastados de tanto sol; todos ellos, cubanos optimistas, corajudos, que van con el pecho limpio a buscar una salida, y avistan luces donde algunos solo ven manchas, nubarrones.
Son candidatos a diputados a la Asamblea Nacional en su X legislatura, elegidos, como alguien apuntó, no con inteligencia artificial, ni algoritmo informático; sino con la vergüenza popular, la que sabe hacer justicia al mérito y a la virtud de los seres humanos.
En Sancti Spíritus, los 20 nominados por las asambleas municipales al parlamento cubano son gente de ley, gente nuestra. ¿Quién en la comunidad de Algaba, en Trinidad, no conoce a Osdany de la Caridad Pérez, llamado Popolo, presidente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Pedro Lantigua? Popolo es un líder campesino que con garganta de pueblo habla sin tapujos, sabe de yuntas de buey, de agroecología, de ciencia y de la tierra agradecida.
¿Quién se atreve a contar las horas que Esmeralda Laredo González, delegada del Poder Popular de la Circunscripción No. 7 del Consejo Popular Sansariq, en Yaguajay, dedica a escuchar a sus electores? Acostumbrada a vivir de espalda al reloj, esta mujer, nacida en el corazón del barrio África de esa norteña localidad del centro de Cuba, sale en las mañanas a buscar soluciones, porque las quejas del pueblo, según sus palabras, no deben caer en saco roto.
¿Quién no recuerda, en medio del calvario que fue la covid, el rostro trasnochado, dolido por las vidas perdidas diariamente del presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en el municipio de Sancti Spíritus, doctor Alexis Lorente Jiménez? Aquellas calles trenzadas con cintas amarillas, la vigilia, el sobresalto porque no faltara nada, el alimento, el agua, la atención sanitaria, los insumos en las zonas rojas, el transporte. A aquellos días y noches que nadie quisiera recordar, le crecieron horas, nadie sabe cuántas.
Lo ha dicho el doctor Alexis Lorente por la experiencia de casi ocho años en esa responsabilidad: “Ser presidente de gobierno, no es una distinción; ser presidente de gobierno es un encargo que te da el pueblo para no dormir tranquilo mientras quede una preocupación”.
Y es que cada mano en el hombro del otro, hermana. Lo saben Deivy Pérez Martín, miembro del Comité Central del Partido y su primera secretaria en la provincia; el cirujano maxilofacial Andy González Santana; Naima Ariatne Trujillo Barreto, rectora de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, y el resto de los nominados, que de ser electos este domingo como diputadas y diputados, habrán de andar con el caballo enjaezado defiendo la historia diaria que se escribe en Tres Palmas, El Maizal o El Caney; no importa en qué sitio perdido de la geografía se geste la epopeya o surja la preocupación.
Nadie se imagine que un escaño en el parlamento cubano, como ya se ha dicho, “es un sillón mullido para mecerse por los méritos”; es cuando menos un aluvión de responsabilidades sin ingresos extraordinarios y beneficios añadidos. Solo se les ofrece lo que José Martí a Máximo Gómez en la histórica carta en la que lo convocaba a hacer la Guerra Necesaria: “el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres”. Quizás ello haga más grande la palabra de estos hombres y mujeres y la Asamblea Nacional se considere un altar venerable.
