El renacer de La Picadora

El renacer de La Picadora A poco más de 20 kilómetros de Yaguajay se encuentra la comunidad rural La Picadora, sede del proyecto de igual nombre. Foto: Wilber Zada.

Son las seis y cuarenta de la mañana. La neblina matutina imprime un ambiente suave y nostálgico en los árboles que rodean a la comunidad rural La Picadora del Consejo Popular Mayajigua, en el municipio espirituano de Yaguajay, donde unas 32 familias han decidido “echar pa lante” con sus propios ingresos y proveerse de todo… o casi todo cuanto necesitan.

El sol se asoma en la campiña y baña de luz un rincón especial de nuestra tierra. Aquí todos los días son intensos, llenos de energía y dedicación. Pero hoy, mientras se disuelven las últimas sombras de la noche, un nuevo mundo de colores y sonidos invita a ser testigos de su magia.

En las cabañas existentes en La Picadora pueden ser alojados hasta 12 turístas, quienes viven junto a los campesinos espirituanos por varios días. Foto: Wilber Zada.

En las cabañas existentes en La Picadora pueden ser alojados hasta 12 turístas, quienes viven junto a los campesinos espirituanos por varios días. Foto: Wilber Zada.

Animales, aves, personas… todos despiertan en una sinfonía matutina acompañados por un aroma de café recién molido que solo sabe preparar José Ángel Rodríguez Sánchez, líder del proyecto comunitario “Despertando Sueños”, el cual se erige hoy como paradigma en Cuba de la introducción de la ciencia, la tecnología y la innovación sobre la base de la utilización de la agroecología en las producciones agropecuarias.

A este guajiro apasionado le llaman Titi y habla largo y tendido sobre nuevas variedades, recuperación de suelos, producción de materiales alternativos de la construcción, medidas aplicadas para la mitigación y adaptación al cambio climático, así como del uso de los recursos endógenos en la actividad agroturística como fuente de ingresos personales y familiares.

“Todo eso ha permitido que la comunidad se convierta en un centro promotor y de alianza con institutos de investigaciones y coordinador de eventos nacionales e internacionales, lo que se refleja en el incremento de la calidad de vida de nuestros habitantes”, confesó .

El intercambio con las máximas autoridades de Yaguajay es constante en La Picadora. Foto: Wilber Zada.

El intercambio con las máximas autoridades de Yaguajay es constante en La Picadora. Foto: Wilber Zada.

La actividad agroturística y las instalaciones existentes en La Picadora han propiciado que, a lo largo de estos años, se hayan realizado talleres y encuentros que sobrepasan la cifra de 30, entre los que destacan el Evento Internacional de Arqueología y Paleontología, Biodiversidad Caguanes y el Encuentro Universidad-Gobierno sobre desarrollo local; además de ser visitado por más 4 000 turistas que han conocido las costumbres y tradiciones de la comunidad.

Desde el año 1993, Titi, es el delegado de la circunscripción 70 y hasta allá se remonta la idea, que luego se materializaría en 2015, de crear las condiciones mínimas para fomentar el agroturismo con la ayuda de las personas de la comunidad: “Primero decidimos mejorar nuestras condiciones de vida y construir cabañas para el alojamiento de quienes nos visiten, pero aquí no hay ladrillos y no existe el barro tampoco para hacerlos, pero no nos dimos por vencidos y buscamos arcillas que pudieran servir para tales propósitos”.

El café recién preparado por Titi es la alarma que despunta el día en La Picadora. Foto: Wilber Zada.

El café recién preparado por Titi es la alarma que despunta el día en La Picadora. Foto: Wilber Zada.

“Luego, en un horno improvisado nacieron los primeros ladrillos a mano y las familias se entusiasmaron más todavía. Con los soldadores, mecánicos y personas que le gustan hacer cosas innovando, creamos una máquina para producirlos con los restos de viejos centrales azucareros y, con un motor eléctrico hicimos miles (de ladrillos) que comenzamos a utilizar en paredes interiores”, explicó.

De esta forma pudieron, incluso, sustituir el guano del techo por sólidas bóvedas que han desafiado hasta el mismísimo huracán Irma. De hecho, las investigaciones sobre la calidad de las arcillas de la localidad y pigmentos naturales de conjunto con la Universidad Central Martha Abreu de las Villas, facilitaron la producción de más de 30 000 ladrillos que han mejorado el fondo habitacional y arquitectónico de la comunidad.

Los campesinos de la zona mejoran sus ingresos personales a través de la venta de alimentos a los residentes. Foto: Wilber Zada.

Los campesinos de la zona mejoran sus ingresos personales a través de la venta de alimentos a los residentes. Foto: Wilber Zada.

¿Tras haber construido esta infraestructura consistente en varias cabañas, cuántos turistas pueden alojar aquí?

“En estos momentos tenemos espacio para doce personas. Hace un tiempo atrás teníamos un poquito más de capacidad, pero, después de la covid, algunos de los vecinos de la zona que también habían convertido sus casas en hostales para apoyar el proyecto, tuvieron que hacer espacio para sus propias familias y, como es lógico, eso ha reducido un poco la capacidad”.

“También tenemos problemas asociados al cambio climático. Cada vivienda en el campo tiene su propia fuente de abasto de agua, o sea, un pozo criollo. Como nosotros no llegamos a 300 habitantes no clasificamos para un acueducto rural, pero eso tampoco nos detuvo y decidimos construir el nuestro”.

“Tomamos el pozo de un vecino que no se seca y pusimos una turbina que abastece a todos los tanques de las viviendas que estaban sin agua en la comunidad. Por supuesto para eso hacía falta elevar un poco más la altura de los tanques y hacían falta casi mil metros de manguera y, con el propio dinero obtenido por la gestión agroturística, compramos lo necesario”.

Cuando se quiere, del dicho al hecho no hay un gran trecho

El desarrollo del agroturismo en La Picadora ha generado decenas de empleos, especialmente para las mujeres, lo que incrementó los ingresos familiares en un 30% con respecto a la media municipal; experiencia que ha sido replicada en dos fincas colindantes donde se mantiene un estrecho vínculo de trabajo y cooperación.

Las instituciones académicas han favorecido disímiles procesos educativos y un reconocible intercambio cultural con la comunidad, conjugándose con actividades de investigación y formación coordinadas por el Museo Antropológico Montané, el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana, el Parque Nacional Caguanes y el Gobierno de Yaguajay, tal y como asegura Mileydi Milián Barnes, primera secretaria del Comité Municipal del Partido.

“Un proyecto comunitario como este logra integrar a la mayoría de las familias y de los pobladores en función de su propio desarrollo, no solo a la hora de buscar fuerza de trabajo en el campo; sino que han se han puesto en función del desarrollo propio de la comunidad y han logrado restablecer todos los servicios básicos, los cuales han sido recuperado por ellos mismos con nuestro apoyo”.

“Esa es la participación ciudadana a la cual tanto aspiramos en la construcción del proceso socialista y que ha sido gestado desde un líder comunitario, quien, a su vez, es el delegado del Poder Popular”, acotó.

José Ángel Rodríguez Sánchez, Titi, es el líder de este proyecto comunitario. Foto: Wilber Zada.

José Ángel Rodríguez Sánchez, Titi, es el líder de este proyecto comunitario. Foto: Wilber Zada.

Según la funcionaria, se trata de un espacio atractivo para todas las personas y también, de un escenario que se aprovecha para el intercambio con las organizaciones políticas y de masas: “Aquí hemos intencionado un trabajo con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y con la universidad del territorio porque necesitamos que el proyecto sea sostenible y que la gente lo cuide”, agregó.

Sin dudas, La Picadora es un referente nacional de cómo vivir, desarrollar y aportar desde una comunidad rural a su territorio y sus resultados ya se incluyen en trabajos científicos, libros y artículos relacionados con la antropología social que aportan nuevos elementos de la vida campesina en Cuba.

“Nosotros hemos impartido cursos aquí con el apoyo de la FMC porque este proyecto también ofrece la oportunidad de que las mujeres puedan venir y apreciar cómo, desde lo que saben hacer, pueden contribuir a su propio desarrollo personal y también a la economía familiar. En La Picadora se imparten, además, cursos para la atención a los jóvenes, lo cual es una de las problemáticas del territorio”, comentó Milián Barnes.

El desarrollo sustentable alcanzado es armonioso gracias al intercambio entre la comunidad, las instituciones y diversos grupos multidisciplinarios. De igual forma, la protección del ecosistema natural rural es prioridad, dado sus diversas especies endémicas, maravilloso paisaje y un valioso patrimonio arqueológico, paleontológico e histórico de lo cual da fe Michel Zerquera Martínez, presidente de la Asamblea Municipal de Yaguajay.

Animales, aves y personas despiertan en una sinfonía matutina en esta comunidad rural. Foto: Wilber Zada.

Animales, aves y personas despiertan en una sinfonía matutina en esta comunidad rural. Foto: Wilber Zada.

“El trabajo comunitario integrado ha cobrado mucha fuerza en La Picadora donde el delegado ha sido el principal ente coordinador de un proyecto que impulsa, desde el pueblo, las transformaciones que se necesitan. Nosotros tenemos 14 consejos populares y en todos existe el potencial para elevar el trabajo comunitario en beneficio del desarrollo del municipio y la provincia”, dijo.

Una de las peculiaridades es que no solo su actividad agroturística ha sido el eje fundamental de la iniciativa, sino que existe una marcada interrelación entre el Gobierno, la comunidad, la universidad y los centros científicos que, en ocasiones, los han empleado como polígonos de prueba para la introducción de nuevas semillas y variedades de productos agropecuarios, materiales de la construcción y el cambio hacia una agricultura agroecológica y sostenible.

¿Qué siente usted, en lo personal, al ver el crecimiento alcanzado por los pobladores del lugar?

“Cuando vemos el desarrollo que tiene la comunidad y el beneficio que esto trae para el pueblo, cuando vemos el impulso de las transformaciones y el bienestar de los niños, nos sentimos satisfechos y ahora nos toca, desde el Gobierno, seguir impulsando al delegado que es el principal coordinador de este proyecto”.

“Fíjese que ellos no se han sentado a pedir o a esperar recursos, puede que lo hayan pedido en algún momento, como es normal, pero ellos crearon sus propias condiciones de trabajo. Un día se sentaron y entre todos analizaron que las principales problemáticas estaban relacionadas con la vivienda, el acueducto y la accesibilidad a la comunidad; así que, con sus propios esfuerzos, dieron solución a esas cuestiones”.

“Ellos ven que el desarrollo sale desde la iniciativa de este proyecto y ya llevan varios años transformando viviendas y saben que tienen el apoyo del Gobierno, pero son ellos los principales impulsores de su propio progreso”, concluyó Zerquera Martínez.

Por otra parte, la construcción de una biblioteca comunitaria ha permitido realizar presentaciones de libros de escritores locales y foráneos, destacando la conservación del legado del científico cubano Gilberto Silva Taboada, quien, poco antes de morir, donó prendas y objetos personales a La Picadora, como muestra de su afecto hacia un lugar que también le permitió estudiar las cuevas y los murciélagos.

En esta comunidad se realizan ferias agropecuarias cada fin de semana donde participan unos 25 campesinos que comercializan viandas, hortalizas, vegetales y cárnicos, con lo cual aportan a la soberanía alimentaria del territorio y mejoran sus ingresos personales a través de la venta a los residentes, visitantes y a los que prestan servicio de hospedaje.

En la utilidad de la virtud yace la verdadera riqueza

El día comienza en La Picadora con el canto del gallo y con una reverencia a la naturaleza; pausas para admirar lo que a veces pasa desapercibido. Se trata, al decir de Titi, de un espectáculo que solo el campo puede regalar y el sol, con su luz tenue, inunda de esperanza cada rincón de esta comunidad situada a poco más de 20 kilómetros de Yaguajay.

“Es que esto es Cuba y es también el monte, lo cual es la esencia del lugar y de nuestro propósito: mostrar un mundo de belleza que, para muchos, es invisible, pero que para otros es la verdadera vida”, confesó el guajiro.

Por ello cerca de 200 personas se benefician del agroturismo mediante el alquiler de habitaciones, nuevos empleos; así como de la generación de insumos de productos agropecuarios por parte de los campesinos de la zona para prestar un servicio de alimentación a los visitantes.

Unas 200 personas se benefician del agroturismo ene sta comunidad mediante el alquiler de habitaciones y nuevos empleos. Foto: Wilber Zada.

Unas 200 personas se benefician del agroturismo ene sta comunidad mediante el alquiler de habitaciones y nuevos empleos. Foto: Wilber Zada.

La experiencia de estos años en la aplicación del agroturismo y el vínculo de la comunidad con los visitantes ha sido investigada por varios especialistas que han reflejado sus resultados en la edición de dos libros.

“El campesino que aporta los frijoles porque es productor se beneficia al igual que el que aporta el arroz o las frutas. Y así se va agrupando todo lo que hace falta para atender a los turistas. Por ejemplo, algún campesino de la zona tiene un cerdo para vender y nosotros se lo compramos, pero, como ese hombre sabe lo que significa este proyecto, nos deja pagárselo hasta 10 días después, cuando hayamos recibido las ganancias”.

“Ah, y ahora hay otra posibilidad. A nosotros nos paga la agencia de viajes Ecotur a través de una cuenta fiscal a una tarjeta fiscal y así tenemos la posibilidad de pagarles a las personas mediante una tarjeta magnética y en pleno campo, porque aquí llegó la bancarización y ya son bastantes los campesinos de la zona que tienen tarjetas”, contó José Ángel Rodríguez Sánchez.

Según el líder del proyecto, en ocasiones, cuando le pagan a la gente en moneda nacional y a través de los canales de pago electrónico, esto constituía un problema porque les era muy difícil extraer el dinero: “Entonces logramos habilitar el servicio de caja extra en la bodega y, por cierto, la bodeguera nuestra no tiene que ir al banco a depositar porque le cambia a la gente de la zona hasta 5000 pesos diarios, en dependencia de las ventas que haya tenido en el día”.

Tiene hoy alojados aquí a 9 turistas europeos. ¿Por qué están todas las puertas sin candados?

“Aquí no se pierde nada y creo que no es un problema que resolvimos, es un problema que no ha existido, de hecho, la mayoría de los proveedores nacieron aquí y los que no son de aquí se han adaptado a nuestra forma honrada de vida y por eso puedes ver que todas las puertas están abiertas y sin seguridad”.

El contacto con la naturaleza atrae a cientos de turistas cada año hasta La Picadora. Foto: Wilber Zada.

El contacto con la naturaleza atrae a cientos de turistas cada año hasta La Picadora. Foto: Wilber Zada.

¿Cómo se beneficia la comunidad de las ganancias obtenidas hasta ahora?

“Por ejemplo, se ha necesitado una ducha eléctrica para el consultorio médico de la familia y se ha comprado con las ganancias del proyecto. También le pusimos el agua al consultorio y arreglamos los viales interiores de la comunidad, incluso comprado bombillas para el alumbrado público y ventiladores para la bodega, entre otras inversiones”.

La Picadora es un referente nacional de cómo vivir, desarrollar y aportar desde una comunidad rural a su territorio. Foto: Wilber Zada

La Picadora es un referente nacional de cómo vivir, desarrollar y aportar desde una comunidad rural a su territorio. Foto: Wilber Zada

¿Qué es el campo para usted?

“Yo creo que el campo es el pulmón de cualquier país. Es el lugar donde vas y respiras aire puro; es donde se vive de una forma más sana, es donde, a veces, no tienes ni necesidad de moverte del lugar”.

¿Cómo ha hecho usted para enamorar a la mayoría de las personas que viven aquí y que no se le vayan para la ciudad?

“Yo no he hecho nada. Es que el amor por el campo surge en la forma en que uno se cría en el monte. No hay que estar inventando ninguna ideología ni ninguna ley para eso”.

Sin su familia y en especial sin su esposa, este sueño sería imposible. ¿Cuántas personas la componen?

“(Ríe) Así es. Mi familia está integrada por mi esposa, tres hijas hembras, un varón y tres nietos; como ves, se trata de una familia numerosa, incluso hace un tiempo atrás estaba mi mamá, pero ya quedamos menos”.

La Picadora ha sido empleada como polígono de prueba para la introducción de nuevas semillas y variedades de productos agropecuarios. Foto: Wilber Zada.

La Picadora ha sido empleada como polígono de prueba para la introducción de nuevas semillas y variedades de productos agropecuarios. Foto: Wilber Zada.

¿Cómo se imagina este proyecto en los próximos 3 años?

“Queremos ampliarnos hacia la producción de soya porque sabemos que eso nos va a dar la posibilidad de tener una fuente proteica para la cría de los animales, principalmente para los cerdos. Nosotros no tenemos una máquina eficiente para obtener el aceite de soya, pero ya estamos trabajando en función de resolver también esa problemática con la ayuda de los mecánicos y, créeme cuando te digo que lo vamos a logar”.

La introducción de nuevas variedades de productos agropecuarios permite que el 20% de los campesinos de La picadora cambien el manejo de sus fincas, lo cual ha favorecido la protección del medio ambiente y la producción de alimentos sanos e inocuos con un enfoque de cadena circular.

La utilización de técnicas agroecológicas incrementa los ingresos financieros de las familias a partir de la comercialización de diferentes cultivos orgánicos muy solicitado por los visitantes.

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