El país necesita de la educación y del deporte
El deporte es salud y este 19 de noviembre, cuando festejamos el Día de la Cultura Física y el Deporte, los amantes del músculo y la actividad física disfrutan la obra auténtica del proceso revolucionario iniciado el primero de enero de 1959 y en el cual la principal arma o estandarte ha sido el ser humano como portador de valores y no como una máquina de hacer medallas.
Vivimos momentos en que no es reiterativo saber lo que tenemos y valemos como nación para defenderlo con responsabilidad y unidad. Vivimos en medio de un fuerte bloqueo que incide también directamente en nuestro deporte y para todos los cubanos nos queda bien claro, Fidel siempre tuvo la razón.
En la primera plenaria de los Consejos Voluntarios Deportivos en 1961, celebrada en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, el líder de la Revolución Fidel Castro dijo entonces:
“El país necesita de la educación física y necesita del deporte. La revolución no podía desentenderse de esa preocupación. Si la revolución se desentendiera de esa preocupación, estaría descuidando un punto fundamental que hará posible en el futuro una ciudadanía más saludable y mejor como aspiramos a tener”.
Sesenta y cuatro años más tarde de aquellas palabras, nuestra isla celebra la felicidad de haber combinado de manera acertada el deporte en dos aristas fundamentales, esbozadas por Fidel aquella tarde, como prevención de salud y como transformador del pensamiento, pues nuestros deportistas son hoy licenciados, másters y hasta doctores en ciencias.
Vivimos días de fuerte enfrentamiento a las arbovirosis que atacan al país, épicas jornadas donde el deporte ha puesto bien alto el nombre de sus hijos, de esos aguerridos hombres y mujeres que ataviados de short y camisetas dejaron atrás el mono deportivo para tomar el machete y la guataca en jornadas de limpieza o vestirse de fumigadores y dejar bien claro que nacieron en esta isla de valientes.
Vivimos días de valientes, de desprendimiento y solidaridad ante los embates del huracán Melissa que infringió un duro golpe al oriente cubano.
Vivimos horas en que el movimiento deportivo espirituano como parte de este pueblo se desprende de bienes materiales y le tiende la mano amiga y sincera a nuestros hermanos. La obra de la revolución en el deporte encuentra cada 19 de noviembre más capacidad de soñar. Ejemplos sobran.
Verlos competir y verlos triunfar era una de las mayores satisfacciones de Fidel. Pasarán generaciones de atletas, cientos de medallas brillarán en nuevos pechos y seguirán siendo en buena medida obra del hombre que soñó e hizo realidad de que el deporte en Cuba fuera derecho del pueblo.
El talento profesional de quienes sostienen en Cuba el deporte y la cultura física se multiplica en función del desarrollo colectivo y se comparte solidariamente con otros pueblos hermanos. Venezuela, Nicaragua, México y decenas de naciones de América deben parte de sus resultados internacionales en el deporte a nuestros técnicos, al igual que muchos países africanos y asiáticos.
El día de la cultura física y el deporte parecerá siempre pequeño para tanta obra inteligente. Pobres de quienes solo festejen por horas la emoción de muchos años y los sueños hechos realidad con creces desde que nuestro Comandante en Jefe cumpliera su profética idea:
“Vamos a llevar el deporte tan lejos como sea posible”.
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