“El gallo que es fino y canta”
El más alto exponente del punto y la tonada en el centro de Cuba es la Parranda Espirituana, fundada el 19 de Julio de 1922. Entonces se llamó Hermanos Sobrino y sus iniciadores no aquilataron la trascendencia cultural que al paso de los años alcanzaría aquella agrupación de música campesina que de forma sui géneris había surgido en la ciudad.
Comenzaron a entonarse entonces regularmente los puntos y las tonadas espirituanas, que marcaron, con su impronta, el quehacer musical del país y tipificaron uno de los rasgos de la identidad cultural que más señala a los espirituanos.
A este nuevo modo de decir también se adaptaron letras festivas. No se concebía un Santiago Espirituano sin el famoso “Platanal de Bartolo” con puntos y décimas que convocan a la fiesta. El oloroso puerco asado, el congrí y otras comidas tradicionales completan la escenografía propicia al desempeño de la parranda.
La Parranda Típica Espirituana arriba a su aniversario 102 de fundada. Aún puede vérsele en actividades y conmemoraciones. En interminables noches de canturía, en el necesario recuerdo a nuestros antepasados, en la vigencia de lo autóctono, esta agrupación es un símbolo de la cultura cubana.
No hay dudas de que el espirituano vive orgulloso de su Parranda, a ella recurre en tiempos de lejanía o de jolgorio, no importa cómo entone o afine; lo importante es cantar a voz en cuello, porque lo lleva en la sangre, aquella cuarteta que dice: “El Gallo que es fino y canta/ Que venga a cantar aquí/ Cantará después de mí/ De lo contrario no canta”….