El consejo de Alicia Rico
— A que no te acuerdas de Arredondo… —Intento sorprender a mi amigo Arnaldo.
— ¿De quién? ¿De Enrique Arredondo? ¡Cómo no me voy a acordar!: Bernabé, Cheo Malanga, el doctor Ch…apotín… Ese fue uno de los grandes cómicos que tuvimos. Por cierto —siempre llevo a Arnaldo a los libros—, ¿leíste su libro La vida de un comediante?
— Sí, pero no recuerdo muchas cosas…
— Pues, mira, de ese libro recuerdo muy bien esta anécdota: esto pasó en el teatro Martí, de La Habana. El maestro Ernesto Lecuona fue un gran compositor y también tuvo una compañía de teatro. Y, un día, contrató a Arredondo y lo hizo debutar en la opereta titulada Lola Cruz.
— Era una de sus operetas más famosas…
— Exacto… Resulta que, en uno de los cuadros de Lola Cruz, salía a escena una volanta… ¡con caballo y todo!
— ¡Dígame usted! ¡Tremendo alarde de ambientación!
— No, y lo orgulloso que estaba aquel caballo, que parecía que había nacido en un teatro y no en un establo… Lo malo fue… —pausa intencional de mi parte.
— ¡No me vayas a decir que es lo que estoy imaginando!…
—¡¡Eso mismo fue!! El caballo, en el mejor momento de la escena, levantó la cola y… Entonces, Arredondo, desconcertado por lo que había hecho el caballo, sólo atinó a buscar una escoba y una pala ¡y salir al escenario a recoger… aquello! Fue lo primero que se le ocurrió. A la noche siguiente, por supuesto, el caballo no salió… Pero el cuento no acaba ahí.
— Ay, pero ¿hay más? —pregunta Arnaldo, lógicamente, ante la sugerente postdata.
— Oye esto: En esa opereta Arredondo debía bailar un minué con la cantante y actriz Jorgelina Junco. Pero Arredondo no sabía bailar minué. Lecuona, entonces, le dejó que bailara como quisiera. Y Enrique, claro, tiró todos los pasillos que inventó: ¡hasta danza apache y todo!
— Ja, de esos pasillos de Arredondo me acuerdo muy bien: ¡hasta hacía como un pelotero! Pero, bueno, Gaspar, ¿en qué terminó la cosa?
— El caso era que Jorgelina Junco era amiga de Lecuona y empezaba su carrera. Y le daba pena quejarse de aquellas cosas de Arredondo. No se atrevía a hablar con Lecuona y le pidió consejo a la ocurrente cómica Alicia Rico.
— Oye, Gaspar —me acota Arnaldo—, por lo que recuerdo de Alicia Rico, así habrá sido el consejo que le dio…
— Figúrate que, cuando Jorgelina le contó todo a Alicia, ella le respondió: ¿Tú quieres terminar con la compañía sin decírselo a Lecuona? Entonces haz lo que hizo el caballo anoche. Fíjate que el caballo no actúa hoy…
— ¡¿Y qué respondió ella?!
— Sencillamente, rió a carcajadas. Y dicen que esa noche Arredondo y Jorgelina Junco hicieron el mejor número de la temporada.
…Amigos, suficiente por hoy.