El chispero de Jarahueca

El chispero de Jarahueca

“A la hora de salir la chispa está ahí, a la hora que me llaman está ahí. Yo casi que soy el mecánico de ella, porque llevo muchos años arriba de ella y la conozco”.

Tantos como más de 40. Esos son los años que lleva José Ignacio Pérez, conductor del motor de vía o chispa de tren como popularmente se le conoce. Lo acuñan los rieles de Jarahueca y todos los contornos cercanos de Yaguajay y varios de otras provincias cubanas.

Porque ahí ha echado raíces este hombre que lleva en su cuerpo las marcas del sol, el calor, la lluvia de los ruidos, esos que ya son como melodías que acompañan su andar.

«Lo he hecho por amor al trabajo, yo no soy solo motorista. Es que uno como que se enamora de esto. Cuando estaba en comunicaciones atendíamos lo que era la parte norte de Cuba: Perea, Placetas. Cuando había interrupciones y eso, que la otra brigada estaba de franco, íbamos lo mismo a Jatibonico que a Santa Clara, a Caibarién, a Remedio. Vaya, para qué hablarlo, una chipa de estas coge 40 ó 50 km por hora y es mucho lo que camina.
En tiempo de ciclón, no podía haber interrupciones. A cualquier hora te llamaban a la casa. Y lo malo era en tiempo de frío y los ciclones. Yo he cogido todos los que han pasado del 80 para acá. Nos mandaban para todos lados. Te acuerdas del Kate aquel que paso y acabó? Vinieron gente de Matanzas y nosotros fuimos para allá y fueron meses en Matanza y en todos lados. Después nos mandaron a trabajar en los mantenimientos, las señalizaciones.»

Desde su chispa José Ignacio Perez es una especie de vigía del ferrocarril y del entorno, un entorno que lo ha enrolado en misiones difíciles.

«En los últimos años que la gente pegó con los robos, los hurtos de cables de comunicaciones, muchacha, aquello era un fuego. Teníamos que ir a la hora que nos llamaran.»

José Ignacio Pérez, el chispero de Jarahueca, en Yaguajay, como se le conoce, está curado de espanto. Seis años como oficial de las FAR le curtieron el carácter y la disciplina. 18 meses en Angola en plena guerra, le marcaron una fase de la vida que prefiere dejar atrás como los rieles que devora cada dia.

«Yo no quiero contar esas cosas. Yo solo te voy a decir que la guerra empezó en noviembre del 75 y en enero del 76 llegué allí. Ya usted puede imaginar lo que yo vi. Allí te pegaba a hacer una trinchera y cuando venías a ver, sacabas un cadáver, podrido sin saber de quién era, ni quién era, si era un compañero tuyo o no. Eso era triste, duro… pero vamos a hablar de ferrocarril.»

Y sí. Volvemos a los rieles, ese mundo al que se alió desde los 80 del pasado siglo y al que jubilado regresó.

 

«Me reubicaron porque no hay motorista y a mí me encanta esto y y prácticamente aquí estoy en la misma chipa. Mi trabajo es menear la brigada para donde quiera, la brigada de vías y puentes de aquí de Jarahueca. Desde que sale a las 7 de la mañana hasta que vienen, estoy con ellos, llevo aquí con ellos 4 años y eso no ha faltado”

Con 68 años bien cumplidos, José Ignacio Perez devora cada día kilómetros y kilómetros sobre los rieles. Y en ese ir y venir por los bordes de Jarahueca, siente que su motor de vía, le trasmite vigor y energía, una sentencia que confirmas cuando se sumas a la aventura de compartir un viaje en su chispita de ferrocarril.

“Vaya, yo creo que me pongo hasta más nuevo arriba de la chispa. Siento como si me diera energía porque es que yo prácticamente desde de la edad de 17 años para acá es ahí arriba de la chispa. Ya para mí que estoy acostumbrado. Al principio sí el ruido molestaba un poco , pero ya no es ahí, ahí, ahí…»

No te pierdas nada. Únete al canal en WhatsApp de  Radio Sancti Spíritus.

#

Noticia,  Sancti Spíritus

Deja un comentario

Aún no hay comentarios. Sé el primero en realizar uno.

También te sugerimos

Radio en vivo
Al aire ahora:

Sigue a Radio Sancti Spíritus