El arte de la jardinería cobra vida en el corazón de Trinidad
Ser jardinero es un don que ha colmado de colores la vida de Antonio López Figueroa y también cada espacio del Parque Carlos Manuel de Céspedes, antes Plaza Carrillo, un sitio privilegiado en la memoria de la ciudad de Trinidad.
“ Aquí hay mucha variedad, y me gusta la verdadera hiponía que había aquí, que era la hiponía original que había, eso se extinguió por los años, el parque estaba desde 1909, y se mantiene lo que es el jardín, hay muchas variedades que yo mismo voy buscando y las voy creando, porque desgraciadamente nosotros no tenemos ni vivero ni jardín”.
Tony, como lo conocen todos, ha permanecido por más de 42 años en los servicios comunales. En 2005 comenzó a atender la jardinería en el espacio público, y desde entonces echó raíces allí.
Las flores le agradecen tanta dedicación. “Yo pasé el curso y me dio la idea de crear algo para que se vea más bonito el parque”.
El céntrico parque es sitio de encuentro para los trinitarios y los viajeros que coinciden en esta plaza pública, con forma rectangular y atravesada por hermosos jardines que dan vida a su glorieta. Del centro se erige una pérgola de hierro fundido que estuvo siempre adornada de enredaderas y flores.
Tony, el guardián de las flores, sufre porque no todos cuidan el espacio público y dañan los jardines, las luminarias y los bancos con la autoridad que se ha ganado como protector de las plantas.
No hay tanta diferencia, como pudiera pensarse, entre el quehacer de un artista y el de un jardinero como Tony. “Significa mucho, después de mi familia y de mi esposa está el parque. Porque le he cogido amor al parque, le he cogido amor a la jardinería. Me gusta la jardinería y me gusta ver las plantas como crecen, se desarrollan y se ponen lindas.
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