Día Mundial contra la Homofobia: ¿Es difícil ser gay en Cuba?
Heredados de siglos de moral tradicional, reforzados por décadas de silencio institucional y todavía presentes en prácticas culturales y sociales, los prejuicios hacia la comunidad gay siguen condicionando la forma en que miles de cubanos viven su orientación sexual.
En la historia reciente de Cuba, la relación del Estado con la comunidad LGBTIQ+ ha sido compleja: en las décadas de 1960 y 1970, muchos homosexuales fueron enviados a las tristemente célebres Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), bajo la premisa de que su orientación sexual era incompatible con los ideales del “hombre nuevo”.
A pesar de que estas políticas se han rectificado públicamente en años posteriores, y de que desde principios del siglo XXI se ha producido una apertura institucional hacia los derechos sexuales, la transformación no ha sido pareja ni completa.
Los estigmas aún se reproducen en espacios como las escuelas, los centros laborales y, de manera especial, en las familias. Frases como “eso es una etapa” o “no lo digas en casa” siguen siendo comunes, revelando una falta de aceptación que trasciende la legislación.
En muchos barrios cubanos, ser abiertamente gay aún puede implicar el riesgo de ser objeto de burlas, aislamiento o violencia simbólica. Si bien la visibilidad ha aumentado, especialmente en las ciudades más densamente pobladas, esta no siempre se traduce en aceptación genuina. Todavía hay zonas rurales o comunidades conservadoras donde ser identificado como homosexual puede significar vivir en silencio o en un entorno hostil que daña la salud mental.
A pesar de estos desafíos, Cuba también ha sido escenario de importantes manifestaciones culturales y sociales que han contribuido a la visibilización de la comunidad gay. Desde el cine de Tomás Gutiérrez Alea hasta la literatura de Reinaldo Arenas, la homosexualidad ha encontrado espacios de representación donde se reivindica como identidad legítima.
La televisión y los medios oficiales han dado pasos importantes, aunque todavía tímidos, hacia una representación más diversa. Campañas públicas contra la homofobia, programas especiales durante las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia, y la inclusión de personajes homosexuales en series nacionales han contribuido a romper estereotipos. No obstante, aún queda mucho por hacer para que estas imágenes sean parte natural del paisaje audiovisual cubano.
En materia de educación, el CENESEX ha promovido una mayor conciencia sobre la diversidad sexual, pero muchos docentes carecen de formación y herramientas para abordar el tema en las aulas, además de cargar con sus propios prejuicios.
Bien lo saben los miembros de la comunidad LGBTIQ+: no basta con leyes que reconozcan derechos, como el nuevo Código de las Familias, que legalizó el matrimonio igualitario, si en el día a día siguen existiendo barreras invisibles que limitan las libertades individuales.
Para lograr una Cuba verdaderamente inclusiva, el reto está en mirar a la comunidad gay no como un grupo aparte, sino como parte esencial del tejido nacional, con las mismas aspiraciones, derechos y dignidad que cualquier otro ciudadano.
Fuentes: Web del CENESEX, Infomed, Periódico Juventud Rebelde
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