Delio Luna: El espíritu de lo popular
Imagen impecable, camisa de mangas largas, una amplia cultura expresada en el humor cortante: Así era Delio Luna Echemendía, ese hombre indispensable de la cultura espirituana.
Nada más justo que la Feria Agropecuaria e Industrial de Sancti Spiritus lleve hoy su nombre, por lo que significó para el rodeo su presencia como promotor y narrador de ese viril deporte.
Las Ferias de Victoria de Las Tunas, Sancti Spiritus y el Parque Lenin conservan el recuerdo de Delio Luna. Era un experto conocedor de los animales, de sus características y ese mundo lo dominaba a la perfección y lo comunicaba con claridad y mesura. A su dicción impecable unía su vasta cultura, sustentada en lecturas sistemáticas y de calidad.
Delio Luna tenía la rara facultad de poder animar el rodeo, una gala cultural, una velada política o el rincón del humor. Era integral porque a todo le imprimía el sello de su profesionalidad, su carisma y su espíritu popular que rápidamente le granjeaba el cariño de todos.
Y ese mismo espíritu popular convirtió a Delio en uno de los artífices del Santiago espirituano, defendió esa festividad en cualquier tribuna, y cada año en la Plataforma Central, desde donde narraba los desfiles de carrozas, comparsas y disfraces con el encanto y pasión que le eran tan propios.
Otro de los indiscutibles méritos de Delio se refiere a su vocación para trasmitir sus experiencias. Nuestros más talentosos locutores y presentadores fueron alumnos suyos, él los preparó y los consideraba sus pupilos en una hermosa relación de aprendizaje que lo mantenía constantemente rodeado de jóvenes.
Figuras tan importantes como Luís Ángel Cruz y Anabel Acosta, hoy reconocen con orgullo haber sido sus discípulos en el difícil arte de la locución.
En cualquier terreno Delio Luna era un polemista temido por su ingenio y finísima ironía, pero jamás apabulló a un contendiente con su conocimiento. Era un diletante, ofrecía sus puntos de vista y los aderezaba con historias y frases chispeantes que de inmediato ponían en desventaja a su contrincante.
Al morir, el 16 de junio de 1998, hace 26 años, dejó tras sí una estela de anécdotas, algunas ciertas, y otras que ya forman parte de la leyenda que acompaña a todo personaje célebre: La ocasión en que invitó al embajador chino a Sancti Spiritus, sus famosos lances con los tribunales de evaluación artística y la vez que organizó una selección de Estrellas y Luceros con damas de la tercera edad, son algunos de los hechos más pintorescos que se atribuyen a Delio Luna.
Todavía en las mañanas de domingo, cuando la Feria Agropecuaria realiza sus rodeos, en el susurro del viento parece escucharse la voz clara de Delio Luna Echemendía.
Su imagen permanece entre nosotros, perpetuada en una escultura, a la entrada del recinto ferial. Desde allí, con su inseparable sombrero alón, acompaña por siempre a los espirituanos.
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