Dedicación, amor y entrega: las claves de Yoelkis

Dedicación, amor y entrega: las claves de Yoelkis

Hace alrededor de cinco años, Yoelkis Pérez Paneca, egresó de la Escuela Pedagógica Rafael María de Mendive, de Sancti Spíritus.

En su conversación, el joven habla con elocuencia y desenfado de su vocación por el magisterio, una carrera que inició porque le gustaba y terminó amándola.

Sus inicios como docente fueron en institución educativa Rubén Martínez Villena, de esta ciudad, un centro que lo vio crecerse en aulas de sexto grado y luego en el primer ciclo de primero a tercero.

¿Cómo fueron los inicios en esa escuela?

Para mí fue realmente una experiencia maravillosa, siempre me ha gustado trabajar con los niños, y enseñarlos a leer, escribir y a calcular fue algo increíble, y eso,  lo logré con esos pequeños que los llevé desde primero hasta tercero.

Fue algo bien impactante, cuando yo los escuché leer por primera vez el nombre de la escuela. Eso es realmente una experiencia muy bonita, ver todo lo que uno puede lograr con esos niños tan pequeños.

¿Qué importancia le concedes a esa noble tarea de enseñar?

Yo siempre digo que sin educación y sin maestros no pueden existir otras profesiones, somos claves en ese proceso de desarrollo, pero también digo que para mí como docente hay palabras claves y son la dedicación, el amor y la entrega a la profesión, eso es fundamental.

Sin lugar a dudas, la labor pedagógica tiene una significación especial, pues de ella dependen no solo los conocimientos básicos de las asignaturas, sino la formación de valores y la preparación integral de los niños, adolescentes y jóvenes.

Los maestros somos protagonistas a diario de páginas de amor y sacrificio, fieles a sentimientos tan nobles que se multiplican de generación en generación.

Con apenas 24 años ahora tienes el encargo de dirigir la Institución Educativa Bernardo Arias Castillo

Esa propuesta ya venía de antes, pero en realidad no quería saltar escalones, como se dice al buen cubano, quería ganar en experiencias, y así fue.

Estuve un año de coordinador y me vuelven a hacer la propuesta para dirigir esta Institución educativa. Fue algo que me impactó, que entre tantas personas con capacidad que me designaran a mí para asumir esa responsabilidad, podrá imaginarse, y aquí estoy para enfrentar la tarea.

Es un reto tremendo, porque resulta un cambio bien grande. Es una institución educativa que tiene una matrícula que supera los 550 estudiantes, maestros experimentados, y es tarea bastante difícil porque todas las responsabilidades recaen en uno, y tiene que saber qué decisiones tomar en momentos determinados, pues todos los días se presentan situaciones y hay que dar la respuesta correcta, ya sea a las familias o a los trabajadores.

¿Cómo es un día de rutina en la escuela?  

Los días son bien agitados, en las mañanas, por ejemplo, tratamos de solucionar los problemas que nos van surgiendo, después todo va cogiendo su calma, casi no tengo tiempo para estar en la dirección porque uno tiene que atender todos los procesos de la Institución sin descuidar ninguno, pero siempre funciona bien.

Contamos en la escuela con un equipo bien unido, lo que nos conlleva al buen funcionamiento.

¿Y el claustro?

Ese es un tema que nos afecta, pero bueno lo resolvemos con alternativas amparadas por una resolución y hoy podemos decir que todos los grupos tienen un docente frente al aula.

¿Pensaste alguna vez llegar a ser director de una escuela?

Cuando yo entré a la Escuela Pedagógica yo quería la carrera; cuando salí fue amando la carrera, hoy puedo decir que me gusta mucho mi profesión, me gusta lo que hago, trabajar con los niños, disfruto ese día a día de todos los procesos que se realizan en la escuela, pero nunca pensé que llegaría a asumir estas tareas como coordinador y ahora director.

Con el paso del tiempo uno va recibiendo preparación, se va superando y, a la vez, adquieres cierta madurez, y sí,  ya hoy lo estoy asumiendo a pesar de mi corta edad.

¿Cómo ha sido el apoyo de la familia?

En mi familia hay docentes, tengo a mi hermana que es maestra, mi mamá es asistente educativa de la Escuela Rubén Martínez Villena, donde me inicié, y creo que eso viene en la sangre, ese bichito va despertando y hoy puedo decirle que me gusta mucho mi trabajo.

¿Te sientes realizado?

Sí, cómo no, me siento realizado porque estoy en mi terreno, estoy en lo que me gusta, un maestro no es solo aquel que enseña, sino es el que inspira a sus alumnos a dar lo mejor de sí para descubrir un conocimiento que ya tiene en el alma, y eso lo percibo en el día a día en la institución.

¿Qué les diría a los jóvenes que hoy optan por carreras pedagógicas?

Bueno, a estos muchachos que están en hoy en la Secundaria Básica y optan por carreras pedagógicas, y a los que están  formándose en estos centros en la provincia que sigan adelante, que no se desanimen, que es una carrera muy sacrificada, pero bien bonita.

Realmente tiene que gustarles la profesión y el trabajo con los niños, hay que ser comprensivo con los niños y con las familias, hay que ponerle empeño, sacrificio todos los días y muchos deseos de superación para lograr el éxito.

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