Cuando la ciudad despierta

Cuando la ciudad despierta Los escenarios revelan sellos de la añeja villa. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

La ciudad despierta, la sacude la brisa fresca de las montañas, los pregones de disímiles vendedores.

Despierta y la va calentando la tibieza de los rayos del sol por esta época del año y la despabila paulatinamente el ir y venir de su gente, en ajetreos que se tornan cotidianos, ante la mirada de edificaciones, de espacios y escenarios, que matizan la vida de una urbe que pronto arribará a sus 510 años de fundada.

Y es más que un motivo, es esa razón que hala, que invita a contemplar las joyas que tras el paso de los siglos ahí están y que varias generaciones siguen disfrutando.

La ciudad y la gente, un complemento de la añeja villa. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

La ciudad y la gente, un complemento de la añeja villa. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

A orillas del puente sobre el río Yayabao, una taberna invita a su gastronomía con tintes espirituanos. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

A orillas del puente sobre el río Yayabao, una taberna invita a su gastronomía con tintes espirituanos. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

Las dinámicas de su gente marcan el movimiento de la ciudad. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

Las dinámicas de su gente marcan el movimiento de la ciudad. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

La villa muestra multicolores desde distintos puntos de la urbe. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

La villa muestra multicolores desde distintos puntos de la urbe. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

La urbe, una añeja villa siempre despierta. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

La urbe, una añeja villa siempre despierta. Foto: Oscar Alfonso Sosa.

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