Cuando la ciudad despierta
La ciudad despierta, la sacude la brisa fresca de las montañas, los pregones de disímiles vendedores.
Despierta y la va calentando la tibieza de los rayos del sol por esta época del año y la despabila paulatinamente el ir y venir de su gente, en ajetreos que se tornan cotidianos, ante la mirada de edificaciones, de espacios y escenarios, que matizan la vida de una urbe que pronto arribará a sus 510 años de fundada.
Y es más que un motivo, es esa razón que hala, que invita a contemplar las joyas que tras el paso de los siglos ahí están y que varias generaciones siguen disfrutando.