Cuando el sol despertó la luz en Los Alazanes
El caserío rural espirituano que lleva por nombre Los Alazanes se localiza por la geografía del escenario de Paredes, allí, donde la caña hace la frontera con potreros y sembradíos de alimentos.
Cuentan los habitantes que ayer era complicada la vida, incómoda, para quienes sudan la camisa entre cuartones y potreros de vacas, entre la surquería.
“Pero llegó la luz que nace del sol”, dice a verbo abierto el guajiro Nisdel Alberto García, mientras se saca el sombrero y con la manga de su camisa espanta el sudor de la frente.
“Llegar sofocado del surco y los cuartones, degustar un vaso de agua fría, un jugo o batido, darte un baño y sentarte frente al ventilador a disfrutar de la programación de la televisión era para nosotros un sueño muy lejano”, alega.
Pero esa historia cambió y el sueño es luz.
Desde hace poco una batería de 17 paneles solares fruto del proyecto FRE local que implica a la Universidad de Sancti Spíritus, la Unidad Empresarial de Base Fuentes Renovables de Energía de la Empresa Eléctrica Provincial y el concurso de la Unión Europea, hacen de ese sueño las realidades para los habitantes de las comunidades Los Alazanes y Yagua, una conspiración que congratula al Día del Trabajador Eléctrico.
Son paneles solares de dos kilowatts de potencia, que permiten al cliente usar todo tipo de equipo electrodoméstico, menos aires acondicionados y consolas, explica Julio César Pérez González, especialista principal de la UEB Fuentes Renovables de Energía (FRE) de la provincia.
Y lo comprueba a diario Dunia Martínez García, cada vez que abre la nevera para preservar en ella algún alimento o acude al refrigerador en busca de un postre para después del almuerzo.
Y lo ratifica la campesina María Reyes Castro, quien sabe que contará con electricidad para todas las necesidades a la hora que sea.
Como estas dos comunidades, otras con viviendas aisladas en medio de la ruralidad tendrán su batería de paneles solares. Manejan ya el precedente de los muchachos de la Empresa Eléctrica, que apenas descansan desde que llega la hora de abrir huecos en la tierra, fundir pilotes, armar andamios, colocar paneles, sincronizar batería y hacer entonces, que del sol, llegue la luz, limpia, sin contaminantes y al simbólico precio de 10 pesos al mes por vivienda.
Es la proyección y pensamiento de país, que jóvenes trabajadores eléctricos, en su mayoría, hacen realidad.