“Mundamba”: Cuando llaman los tambores
El 23 de agosto de 1993 fallece en nuestra ciudad César León Campos , “Mundamba” como todos lo conocían, fue un fiel exponente de la música popular, director de comparsa desde muy joven hasta su jubilación, luego prosiguió con la comparsa infantil hasta dos años antes de su muerte.
Las comparsas forman parte inseparable del Santiago. Con su colorido y bullanguera música ponen una nota de distinción a estos calurosos días en que los espirituanos se vuelcan a las calles para celebrar sus fiestas.
Sonido bronco del tambor.La conga, la comparsa. Mover el cuerpo con la incitación del sonido. Tambores y el bombo autoritario marcando el ritmo. Nos vamos con la conga: “A´lante con los tambores, Pal Santiago”.
Las comparsas mantuvieron su espíritu de barrio: Colón, Jesús María y Bayamo, encuentran representatividad en una tradición que se entronca con la vocación integradora de los Coros de Claves, que en madrugadas que se pierden en el tiempo, tenían sus enfrentamientos amistosos en puntos señalados de la villa.
Existieron famosos líderes de comparsas como Mundamba, Nené, Bailón. Músicos como el trompetista Labio e plata y Pantera, los requintos Yoyo y Popó y bailadores como Juan Valle, Raimundo Barsay y “Tan Tan”.
Cesar León Campos, “Mundamba”, está por derecho propio en ese altar de la tradición. Amistoso, sencillo y hombre de pocas palabras tuvo el don de aglutinar y poner orden en aquella cofradía de músicos y bailadores donde corría el ron.
Con una mirada o apenas un gesto imponía respeto porque sabía que del trabajo de todos dependía el triunfo de la comparsa, del barrio, en el Santiago Espirituano, donde se competía no por nada material sino por la alegría de saberse vencedor. Así de año en año.
Mundamba y otros personajes del Santiago forman parte del santuario de nuestras comparsas, de nuestras fiestas. Sus nombres van entretejiendo esa leyenda popular en la que competir en buena lid y llevar el honor de un premio al barrio era el mayor empeño.
César León Campos, “Mundamba” era también el Santiago: Cada año salía su comparsa en una pugna con las demás, donde ganar era cuestión de honor. Y cada vez se paseaba autoritario, erguido como un dios africano ante la plataforma central, mientras su conga estrenaba cantos provocadores y un sonido endemoniado.
No muere jamás quien cultiva tanta alegría y Mundamba era de esos hombres.