El Team Asere: la pasión de un pueblo

Hay pasiones fugaces; otras duran más y, algunas -solo algunas-, la vida entera. Pero, en estos días de Clásico Mundial el ·TeamAsere, esos corajudos que llevan en su pecho las cuatro letras de Cuba nos han hecho soñar, nos hacen vivir. Por eso, ya estamos en Miami en la semifinal. El Plantea Tierra tiene hoy ribetes rojos y azules con la Estrella Solitaria resplandeciendo en el firmamento.

Grabadora en ristre, esperando la narración del último OUT del triunfo de Cuba, mi mano temblaba….

Aún hoy mi pecho se inunda de emociones, y es difícil encontrar las palabras adecuadas para hacer una crónica a estos hombres, de carne y hueso, que tras sufrir dos costosas derrotas, los vimos con las maletas de regreso a casa.

Pero como buenos cubanos, se levantaron, y como dignos herederos de la estirpe de Maceo, blandieron el bate, hicieron cantar el bate, y con lanzamientos que empujamos desde acá, desde la Isla de todos los cubanos, esos rompe llamas, mantuvieron la ventaja. Por eso ya estamos en Miami, y pase lo que pase, ya tenemos una parte de la batalla ganada.

Por eso es difícil escribir la crónica de esta victoria. ¿Qué adjetivos blandir para devolverle a un pueblo, el orgullo de madrugar bajo el influjo de la redonda que viene en caja cuadrada, o levantarse bien temprano, tras devolverle a un pueblo el orgullo que siente por su béisbol, que sentimos y vivimos por ser patrimonio cultural de la Mayor de las Antillas.

Cuando las imágenes del triunfo inundaban nuestras pantallas, y toda Cuba saltaba de emociones, vimos llorar de emoción al coach espirituano de primera Rafael Muñoz. Allí, en la tierra del Sol Naciente, estaban las esperanzas e ilusiones de Sancti Spíritus, de toda Cuba.

Y me remito a un poeta que la única y verdadera ilusión es y seguirá siendo siempre Cuba, ese es Miguel Barnet, cuando expresó: «no hay corona de laurel que pueda compararse con una corona de palma tejida por manos humildes y cubanas».

Pase lo que pase, de ahora en lo adelante, esa corona, ya la tejió el Team Asere, al ascender hasta la cúspide del V Clásico Mundial de Beisbol. Cuba, está de regreso dentro de los cuatro grandes del planeta, y eso, mis paisanos, tenemos que celebrarlo.

La unidad y el sentimiento de familia ha hecho que los encumbrados de las Grandes Ligas, los del torneo de Japón, los de los certámenes de circuitos caribeños, sean uno solo tras un mismo objetivo. Esas cuatro letras arrastran un mundo, arrastran un pueblo, y por eso, no sentimos orgullosos de ser, hasta los tuétanos, bien cubanos.

En Taichung, en la tierra de los ojos rasgados, demostramos que somos el equipo de la alegría, de hombres corajudos que retan a los grandes. Cuba los sigue porque hacen vibrar de emoción a un pueblo, y por muy difícil que haya sido el camino hasta los cuatro grandes, han salido a defender esa alegría.

Por eso, el Caballo de los Caballos, Alfredo Despaigne, lo resumió así: «Me siento muy orgulloso de ser el capitán de un equipo que no se da por vencido, que siempre cree que es posible llegar. Sabemos que todas las madrugadas Cuba se ha levantado, y satisface mucho que no haya sido en vano».

Por todo ello, seguimos en combate. Los espirituanos, desde este domingo, seguiremos con el Team Asere arrastra, los llevaremos para el trabajo, para la escuela, para el campo, porque a nadie le quepa dudas, que en Miami seguiremos peleando bate en mano, por la dignidad, por la alegría de ser, hoy y siempre, cubanos.