La profe Pastorita

De los tantos personajes revividos por Pastora del Carmen Nieves Madrigal en sus clases, es Don Quijote el predilecto. Derroche de imaginación, humildad, apego a la justicia y afán de servir al prójimo acercan al Caballero Andante con la profesora.

“La Campaña de Alfabetización marcó mis inicios como maestra porque hizo que me decidiera a emprender el camino  del magisterio. A pesar de que nos ofrecieron otras becas, yo escogí esta profesión porque me había enamorado de lo que fui y voy a ser siempre”.

La afición por el magisterio dio las primeras señales en su natal Cabaiguán. Allí, la adolescente de solo 12 años tomó lápiz, cartilla y manual. En su tierra de isleños fue además lectora de tabaquería.

“Alfabeticé a 16 personas que me amaban incondicionalmente porque eran viejitos que no veían muy bien las letras, pero al final le hicieron la carta a Fidel agradeciéndole por haber aprendido a leer y a escribir”.

Los parajes de Cuartón Palenque, en la Sierra Maestra, abrazaron los sueños y aspiraciones de Pastorita, como la conoce la mayoría, quien ya lo tenía decidido: sería educadora toda la vida. Aunque su vocación se completa en 1967, cuando termina los estudios de maestra primaria en el Instituto Pedagógico Antón Makarenko, de La Habana. Pudo quedarse en la capital, pero…

“Recientemente había ocurrido la muerte del Che y en honor a su memoria nos mandaron para el Escambray a sustituir a los maestros que llevaban tiempo en esos parajes”.

Las montañas del Escambray le abrieron las puertas de Trinidad.

“Aquí encontré un pueblo que amo profundamente. No solo cuentan mis amistades, sino además la relación tan linda que tuve con mis alumnos y sus padres. Tengo mucha gente que me quiere, por eso me quedé aquí”.

Con apenas 20 años fue directora de la escuela primaria Eduardo García Delgado. Luego impartió clases en Jesús Betancourt, en aquel momento un concentrado de sexto grado. Los planteles Frank País, José Mendoza y Mario Guerra también marcaron su paso por la Enseñanza Primaria.

La segunda etapa de Pastorita en el magisterio la ejerció como profesora de Español-Literatura. Muchos crecimos bajo su sombra, sus loas y reconocimientos; muchos discípulos no olvidan sus lecciones.

“Cuando das una clase de Literatura tienes que meterte en el mundo, en la etapa, en el momento, en los personajes y disfrutar la lectura junto con tus alumnos. Si no es así, entonces tu clase no tiene valor. Un día en la playa se me acercó un alumno, que de pronto no conocí, no lo recordaba, recitándome los versos de Garcilaso de la Vega y me dijo: Eso lo aprendí contigo, Pastorita”.

Son los halagos que aún en la jubilación aportan vitalidad a la septuagenaria educadora. Y digo vitalidad porque Pastora del Carmen Nieves Madrigal no logra, no puede, no quiere despojarse de su alma de pedagoga consagrada.

“En mi jubilación he dedicado mucho tiempo a atender muchachos en mi casa. Todo el que tiene una duda viene acá conmigo; al que necesita mi apoyo yo se lo doy, también a los maestros que empiezan. En ese sentido, mi jubilación ha sido feliz, no lo puedo negar. Y, por supuesto, dispongo de mayor tiempo para compartir con mi esposo, hijos y nietos”.

No es de extrañar entonces que sea Don Quijote de la Mancha el personaje predilecto de Pastorita. El afán de servir coloca en los mismos senderos al hidalgo manchego y a la maestra de Casilda.