Sancti Spíritus impulsa el tabaco tapado de exportación (+Fotos)
El amanecer en las vegas de Sancti Spíritus no se mide solo por la neblina que abraza los surcos, sino por el pulso de una tradición que, aun con siglos a cuestas, no para de reinventarse. Allí, donde la tierra se agrieta bajo el sol y el agua se vuelve tesoro, brota la hoja de tabaco como quien guarda un secreto heredado, pulido por manos que saben de paciencia y empeño.
Pero en esas tierras curtidas no basta la herencia. El milagro verde ya no depende solo de la lluvia caprichosa ni de los rezos al almanaque: ahora la ciencia, la innovación y la voluntad de quienes siembran dictan un rumbo distinto para un cultivo que se niega a ser pasado.
Y es que el Programa de Desarrollo para la Producción Intensiva de la Capa de Tabaco Tapado, concebido por el Grupo Empresarial de Tabaco de Cuba (Tabacuba), avanza en la provincia de Sancti Spíritus e integra a unos 20 productores, quienes emplean tecnología de punta que favorece el cultivo de la hoja desde el semillero hasta la curación.
Geysa Calero de la Paz, directora de Desarrollo de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco Sancti Spíritus. Foto Yosdany Morejón.
Según explicó Geysa Calero de la Paz, directora de Desarrollo de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco en el territorio, se trata de un programa dentro del cual se articulan tres subprogramas.
El primero, dice, está vinculado a las casas de cultivo tecnificadas para la producción de posturas: cada productor recibe dos estructuras tecnificadas con sistemas de fertirriego que garantizan plántulas de alta calidad, lo cual se revierte en plantas más fuertes y hojas de superior rendimiento en el campo.
El segundo subprograma corresponde al riego híbrido que combina la técnica del goteo para el tabaco con la aspersión para los cultivos de rotación, respaldado por un parque fotovoltaico de 30 kW que otorga autonomía energética y eficiencia en el uso del agua y los suelos. Con ello, se asegura un uso racional de los recursos hídricos, un aspecto clave en tiempos de sequía.
“Finalmente, la estrategia incluye baterías de seis casas de cura controlada por productor, equipadas con tecnología capaz de regular el microclima interno —temperatura y humedad— durante los 21 días de secado, lo que reduce a la mitad el tiempo del proceso, disminuye la dependencia de las condiciones meteorológicas y asegura una hoja homogénea, con las características imprescindibles para convertirse en capa de exportación”, explica Calero de la Paz.
A ello se suman dos conceptos transversales: el empleo de energías renovables y el uso eficiente de los recursos naturales que convierten al programa espirituano en un modelo de sostenibilidad agrícola.
LOS ROSTROS DEL TABACO TAPADO
Aproximadamente, el 50 por ciento de las hectáreas de tabaco tapado de la provincia de Sancti Spíritus están bajo este Programa. Foto Yosdany Morejón.
A sus poco más de 30 años, Julio Ángel Garcés Pérez, de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Sergio Soto, de Cabaiguán, puede hablar con propiedad de las campañas de tabaco tapado. Comenzó con apenas dos hectáreas y hoy, cuatro cosechas después, sus áreas rondan la decena. “Me inicié en el sol palo, pasé seis campañas ahí y luego me pasé al tapado, donde llevo cuatro campañas. Empecé con 2 hectáreas, después subí a 4, luego a 7 y ya ando por 12. Tengo un rendimiento de alrededor de 1.2 toneladas por hectárea y quiero seguir creciendo”, cuenta.
El joven productor reconoce que, aunque el tabaco tapado es más exigente, también resulta más gratificante: los rendimientos se multiplican, los precios se elevan y, sobre todo, la hoja se destina a un mercado donde la exigencia se paga con reconocimiento.
El resultado es una estrategia integral de desarrollo que aúna tradición, ciencia y financiamiento. Foto Yosdany Morejón.
“Este programa me ha permitido crecer sin miedo, porque tengo el respaldo de la tecnología y de la Empresa. Con las casas de cultivo tecnificadas garantizo semilleros fuertes; con el riego híbrido, no me detiene la sequía y con la cura controlada logro una capa de más calidad. Es todo un círculo cerrado”, asegura.
En su finca, la rutina cambia según la etapa del cultivo: un día puede estar revisando la temperatura de las casas de cura y al otro supervisando la escogida, donde 16 mujeres y cuatro hombres del poblado más cercano clasifican las hojas.
Ese detalle —mantener la escogida dentro de la finca— no es menor: ahorra tiempo, evita traslados costosos y genera empleo directo en la comunidad. “Aquí no solo crece el tabaco, también la gente. Hoy las familias tienen un ingreso seguro gracias a estas labores”, reflexiona Garcés Pérez.
Richard Álvarez Martínez, de la Empresa Agropecuaria de Cabaiguán, acumula siete años en la modalidad de tabaco tapado. Foto Yosdany Morejón.
Curtido por el sol y la responsabilidad de sembrar el mejor tabaco del mundo, Richard Álvarez Martínez, de la Empresa Agropecuaria de Cabaiguán, acumula siete años en la modalidad de tapado. Licenciado en Informática, asumió la finca familiar cuando sus abuelos ya no pudieron seguir al frente y desde entonces no ha hecho otra cosa que multiplicar las hectáreas.
“El proyecto llegó para revolucionar la producción de tabaco. Se han puesto en nuestras manos tecnologías que elevan la eficiencia en el campo y en el proceso de cura. Ahora tenemos dos casas de cultivo con tecnología de punta, seis casas de cura en construcción y presas para garantizar el riego”, explica.
En su finca El Potrón, cada día comienza muy temprano, entre surcos y controles de humedad. Allí, entre 50 y 60 personas encuentran empleo de manera estable; de ellas, unas 20 se dedican a la escogida de las hojas. Para Richard, esa cifra no solo es un número, sino el reflejo de cómo la tierra puede sostener a toda una comunidad. “Antes, muchos jóvenes pensaban en irse a la ciudad o a otros sectores. Hoy se quedan, porque saben que aquí hay trabajo, hay futuro y, sobre todo, hay resultados”, afirma.
La hoja que sale de su finca no se improvisa: cada detalle cuenta, desde la preparación de la tierra hasta el último día de la cura. Richard lo resume en una idea que ya repite como lema: “El reto es que todo lo que nos están poniendo en las manos funcione bien y lograr que ese tabaco llegue a las fábricas con la calidad que se necesita”. Aunque estudió para programar computadoras, encontró en el surco un lenguaje que también se escribe con lógica y precisión: el del tabaco tapado.
UN ENGRANAJE BIEN ACEITADO: INSTITUCIONES, INVERSIÓN Y SOSTENIBILIDAD
Detrás de cada semilla plantada y de cada hoja que sube al cordel laten instituciones que financian, diseñan y capacitan a los productores. Foto Yosdany Morejón.
En medio de las vegas, Julio Ángel Garcés Pérez y Richard Álvarez Martínez son apenas dos ejemplos de un empeño que empieza a transformar la fisonomía del tabaco en Sancti Spíritus. Sus casas de cura controlada, las posturas verdes y las cuadrillas que trabajan en la escogida son la cara visible de un Programa que no descansa solo en la voluntad individual, sino en un engranaje mayor.
Detrás de cada semilla plantada y de cada hoja que sube al cordel laten instituciones que financian, diseñan y capacitan; un sistema que se articula para que el esfuerzo del productor no quede a la deriva. Porque el tabaco tapado, más que un cultivo, es una apuesta colectiva donde cada eslabón —desde la finca hasta el banco— sostiene la calidad que Cuba defiende como estandarte.
La Empresa de Proyectos e Ingeniería del Ministerio de la Agricultura (ENPA) desempeña un rol decisivo en el diseño y la supervisión de las infraestructuras claves: casas de cultivo, sistemas de riego y casas de cura controlada. “Ingenieros y técnicos acompañan todo el proceso, desde el levantamiento topográfico hasta la puesta en marcha de los equipos, de manera que lo concebido en los planos se corresponda con lo ejecutado en el terreno”, afirma Tonisbel Carabeo Garay, especialista de la ENPA
La magnitud de la inversión también da cuenta del alcance del Programa al destinar un monto significativo para casas de cura controlada, sistemas de riego, paneles fotovoltaicos, casas de cultivo, tractores e implementos agrícolas, además de un almacén y una escogida. Todo ello responde a una lógica de ciclo cerrado: desde el área agrícola hasta la preindustrial y, finalmente, el producto terminado para la exportación.
La estrategia incluye la incorporación de tecnologías y la capacitación de nuevos productores. Foto Yosdany Morejón.
Las ventajas de incorporarse al Programa marcan un salto en la forma de producir. Las casas de cura controlada acortan el ciclo de secado de más de cuarenta días a apenas tres semanas y liberan al productor de la incertidumbre del clima. “Desde la semilla hasta el producto terminado, Sancti Spíritus defiende un Programa de Desarrollo del Tabaco que constituye, a nuestro entender, el fututo de este tipo de cultivo en el país”, comenta Calero de la Paz.
No son frases lanzadas al viento, sino que forman parte de una estrategia que busca garantizar más rendimientos, calidad y sostenibilidad. “Podemos decir que, aproximadamente, el 50 por ciento de las hectáreas de tabaco tapado de la provincia están bajo este Programa y aspiramos a que, en futuras campañas, podamos tener el ciento por ciento de las hectáreas de tabaco tapado planificadas para sembrar en el territorio bajo el Programa de Desarrollo. Aproximadamente estamos hablando de 40 productores beneficiados”, refiere la directiva.
Otro de los pilares lo constituye la alianza financiera. Los equipos tecnológicos se importan a través de Tabacuba y se pagan mediante descuentos en los ingresos que generan los productores en divisas, lo que permite saldar las deudas sin interrumpir el flujo productivo.
En moneda nacional, bancos como el BPA y Bandec facilitan líneas de crédito bajo condiciones que acompañan a los productores en el desarrollo del programa. Esa red de coordinación evita que el campesino quede solo ante el reto de modernizar su finca.
La innovación no se limita a la infraestructura visible. La incorporación de energías renovables ha otorgado autonomía a los productores y sostenibilidad al Programa, al tiempo que asegura la estabilidad en las casas de cura controlada y en los sistemas de riego.
El resultado es una estrategia integral de desarrollo que aúna tradición, ciencia y financiamiento y que se expresa tanto en el verdor de las vegas como en la confianza renovada de los productores que hoy saben que sumarse al proyecto significa producir más, mejor y con menos riesgos.
UN EMPELO CON MAYORES SALARIOS
Mujeres que hace apenas unos meses carecían de empleo estable, actualmente hablan de ingresos superiores a los 20 000 pesos en la escojida de tabaco. Foto Yosdany Morejón.
En la escogida de tabaco de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) La Nueva Cuba, las manos femeninas ponen el sello final a un proceso que empieza en la tierra y termina en las mejores vegas del mundo. Dayana Triana Martín, con la vista fija en cada hoja, explica que no hay margen para el descuido: “Aquí tenemos que seleccionar el tabaco para la exportación, sacar la exportación y sí, es complicado porque cada hoja lleva su clase. Se clasifican como nueve. Pero lo hacemos con rigor, porque sabemos que de esto depende la calidad del puro que se fuma en otros países”.
Su jornada es larga y constante, sin pausas, pero la retribución compensa el esfuerzo: “La mejora económica ha sido bastante. Nos pagan según los bultos que hacemos y todas ganamos bien. Yo, por ejemplo, sobrepaso los 20 000 pesos mensuales”. Esa cifra, que en otros sectores sería impensable, ha mejorado su vida y la de sus compañeras.
Marlenis Díaz Ferrás, que dejó atrás su empleo en otro sector para probar suerte en la escogida, lo confirma sin titubeos: “Legué aquí buscando una mejora salarial y ahora, en un día, puedo ganar entre 1 000 y 1 100 pesos, depende de la producción. Es un trabajo fuerte, constante, pero estamos motivadas porque sabemos que cada hoja que pasa por nuestras manos se convierte en divisa para el país”.
La escena se repite entre las apartadoras, las medidoras y las revisadoras, casi todas mujeres de la comunidad, unidas por la certeza de que este Programa no solo siembra tabaco, sino también oportunidades. Anabel Ortega Ramos, jefa del colectivo, subraya que la plantilla está compuesta mayoritariamente por mujeres que antes no tenían empleo estable: “Aquí encontraron una casa. Todas están contentas, agradecidas, y se apoyan unas a otras como familia”.
Esa alegría compartida no es fortuita. Se inserta en la voluntad política del Estado cubano de empoderar a las mujeres y derribar barreras históricas, expresada en el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres. Cada salario digno, cada jornada de trabajo en condiciones favorables, cada hoja seleccionada con esmero es también una obra de arte: la demostración de que el tabaco tapado puede ser, además de un renglón económico, un instrumento de equidad y progreso.
HOJAS PARA EL HOY Y EL MAÑANA
La estrategia incluye baterías de seis casas de cura controlada por productor, equipadas con tecnología capaz de regular el microclima interno. Foto Yosdany Morejón.
El Programa de Desarrollo del Tabaco Tapado en Sancti Spíritus no solo apunta a resolver urgencias productivas, sino también a sembrar futuro. Cada hectárea bajo cultivo es una apuesta por diversificar los destinos de exportación, elevar los estándares de calidad y garantizar que el tabaco cubano conserve su sitial de excelencia en el mercado internacional.
La estrategia incluye la incorporación de tecnologías, la capacitación de nuevos productores y la inserción de jóvenes que asumen el reto de mantener viva una tradición centenaria. “En la medida en que mejore la calidad de la hoja en el campo, nosotros también mejoraremos en la escogida. Es un proyecto que multiplica beneficios”, apunta Triana Martín.
Ese mañana, sin embargo, ya se anuncia en el presente. Mujeres que hace apenas unos meses carecían de empleo estable y actualmente hablan de ingresos superiores a los 20 000 pesos; comunidades que antes sufrían el éxodo de su fuerza laboral hoy encuentran razones para permanecer. El tabaco, que siempre fue símbolo de identidad y riqueza cultural, se convierte ahora en plataforma de inclusión social.
Si algo confirma este empeño es que detrás de cada hoja apartada, medida o revisada late una historia de superación. El tabaco tapado espirituano no es solo un producto destinado a divisas; sino un proyecto colectivo donde confluyen la tradición agrícola, la voluntad política y los sueños individuales. Y en ese cruce de caminos, el humo que asciende desde el surco hasta la escogida no anuncia despedidas, sino un porvenir que huele a progreso.
El Programa de Desarrollo para la Producción Intensiva de la Capa de Tabaco Tapado genera empleos. Foto Yosdany Morejón.
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