Las extensas jornadas de María Sánchez tras la limpieza comunal

Las extensas jornadas de María Sánchez tras la limpieza comunal La espirituana María Sánchez Martínez se ha dedicado a barrer y limpiar las calles y plazas de Sancti Spíritus. Foto: Ariama Hernández.

¿Usted no cree que para usted, como mujer, sea fuerte este tipo de trabajo?

“ Sí, sí es fuerte, porque hay mucho sol, y ese barrido que yo doy de 12: 30 a 1:00 pm, es el más bravo de todos.

Soy mujer, pero puedo hacer ese trabajo y cojo un aire, me tomo un buche de agua y sigo echando”.

Por más de 20 años, la espirituana María Sánchez Martínez se ha dedicado a barrer y limpiar las calles y plazas de Sancti Spíritus durante jornadas completas de 8 horas, sin importar el riesgo que implica recolectar los desperdicios que se acumulan en los espacios públicos.

Esta operaria de limpieza de comunales forma parte del equipo que recoge la basura y las hojas en el Parque Serafín Sánchez Valdivia, una tarea clave para evitar que la basura arruine el centro de la urbe espirituana.

Sentadas en un banco, ambas platicamos de su orgullo por ser barrendera.

Yo vivía en el campo y me mudé para Tuinucú, y ahí vi la gente trabajando y me incorporé con ellos.

Cuando vine de Tuinucú con la COVID fue que empecé aquí en el parque, porque no había transporte para ir a Tuinucú.

¿Qué haces aquí?

“Aquí lo que hago es barrer por fuera, le ayudo a los compañeros de aquí arriba, que si hay un área voy y le ayudo al otro compañero por allá, y siempre estamos así.

Me levanto a las 4 de la mañana”.

Pero es fuerte, ¿eh?

Sí, no, fuerte, sí, fuertísimo.

¿Con cuántas cosas te has encontrado aquí? “Ah, con muchas. Menos con dinero”.

¿Para ti cuánto significa tu oficio? Significa mucho. Porque mire, como usted que viene aquí a sentarse y vienen otros compañeros y ven la limpieza, todo el mundo dice, ay, qué lindo está el parque, qué barridito.
Por ejemplo, cuando tú ves las personas que están tirando papel y eso, ¿cómo te sientes? “No, eso me pone mal, y a veces le digo, mira, que esto está acabado de barrer.

Ay, tía, disculpe. A veces recibo una respuesta fea.

La gente tiende a minimizar el trabajo de los barrenderos, ¿verdad? Se ríen de mí. Aquí hay juventud que se ríe de mí porque estoy barriendo.

¿Sería bueno darle un escoba y ponerlos a barrer aquí mismo, la misma basura que ellos vierten, eh? Sería muy bueno.

¿Bien pagada?

Sí, sí, no me quejo.

¿Y cómo usted se protege? Yo me pongo guantes, me pongo nasobuco.

Los guantes no nos faltan, eso siempre los tenemos, ¿ves? Y el nasobuco tampoco nos falta.

¿Un mensaje para la población espirituana de los barrenderos de la ciudad?

“Bueno, el mensaje mío es que traten de cuidar más la limpieza, que lo que nosotros estamos sacrificándonos, trabajando para ellos, que no lo echen a perder. Y que valoren el trabajo de los barrenderos de comunales.

Soy barrendera, quiero a mi ciudad y salgo a pulirla con todo esmero.

Los barrenderos merecen el respeto y la consideración de la sociedad porque con sus manos hacen que las calles y los parques se mantengan limpios.

Junto a los recolectores de basura, constituyen un oficio muy necesario y esencial en la limpieza y el orden de las vías públicas.

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