Día de los Niños, el regalo de Fidel 

La lluvia quiso aguar la celebración, pero no pudo. Aquel 6 de julio de 1974, al líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro se le vio gozoso entre los niños; les habló en el habanero parque Lenin con la naturalidad de siempre. Conversó, se rió y, sobre todo, soñó, otra vez, el futuro de Cuba, donde las nuevas generaciones serían pieza clave en ese complicado ajedrez que es construir una Revolución.

Como era regla en él, Fidel llegó puntal esa tarde para el festejo. Es verdad que llovió, es verdad que nuestros planes se alteraron algo: sin embargo, hubo una cosa que no pudo alterar nada, y es este ambiente de fiesta, la alegría de esta tarde y la felicidad de este encuentro con ustedes. Y el programa se ha cumplido, expresó al dirigirse a los niños.

Maestro al fin, Fidel les habló de una Patria nacida en una manigua irredenta, esculpida a machete y a pólvora. El presente se levanta con el pasado, y la historia no debe descansar en anaqueles empolvados.

En aquella celebración del Día de los Niños, el hombre vestido de verde olivo trajo el consejo: Y en ese mundo, en muchos países todavía no ha llegado la justicia, pero que esa justicia más tarde o más temprano llegará a todos los países. Por eso, también debemos esforzarnos, por eso también debemos estudiar, por eso nuestros niños deben ser aplicados: no solo para ayudarnos a nosotros mismos, sino también para ayudar a los niños de otros países, para ayudar a otros pueblos.

Casi al finalizar sus palabras, animó todavía más al especial auditorio: Como regalo a los maestros y como regalo a los padres, los pioneros vamos a proponer que el Día del Niño igual que es el de las Madres y el de los Padres en vez de ponerlo en una fecha fija, sea el tercer domingo de cada mes de julio Y con eso, el Día del niño se acerca al 26. Estará todo el mundo alegre, todo el mundo feliz, todo el mundo de fiesta.

Como es de suponer, desde esa fecha Cuba festeja el Día de los Niños el tercer domingo de julio. Por ello, todos los municipios espirituanos se sumaron a la celebración, un verdadero desafío en medio de las condiciones actuales, un espacio, también para recordar aquel memorable encuentro de Fidel el 6 de julio de 1974, quien ese día les habló a los niños como si fueran sus propios hijos.