Puente sobre el río Yayabo, ¿realmente único de su tipo en Cuba?

Puente sobre el río Yayabo, ¿realmente único de su tipo en Cuba?

Cuba se adentraba en el siglo XIX y Sancti Spíritus apenas despuntaba en el mapa del Caribe cuando los alarifes de antaño levantaron, desde el lecho mismo del río, el puente sobre el Yayabo. Enclavado en el corazón de la cuarta villa, este prodigio de la ingeniería no es solo una vía de comunicación: es una pieza única del patrimonio arquitectónico nacional.

Construido entre los años 1817 y 1831, el puente de cinco arcos abovedados representa una síntesis excepcional de los saberes constructivos del período colonial hispánico. Fue erigido utilizando materiales tradicionales como ladrillo, cal y arena, en una época en la que el desarrollo de obras públicas en Cuba todavía dependía de los métodos europeos adaptados al entorno tropical.

A diferencia de otros puentes existentes en el país, el que yace sobre el Yayabo es el único que ha sobrevivido hasta hoy con su diseño original intacto y que ha mantenido su función, tanto vehicular como peatonal, lo que añade valor a su singularidad.

La mayoría de los viaductos coloniales cubanos desaparecieron o fueron reemplazados por estructuras modernas en el siglo XX. En contraste, el puente sobre el Yayabo se salvó de las tentaciones de la modernización, que tantas veces arrasó con obras históricas en nombre del progreso. Su conservación responde tanto al afecto de los espirituanos como a su declaratoria como Monumento Nacional en 1995, un reconocimiento que lo protege formalmente como bien patrimonial de alto valor histórico y cultural.

Desde el punto de vista arquitectónico, la obra destaca por su equilibrio visual, proporciones armónicas y una integración respetuosa con el entorno urbano y natural. El uso del ladrillo como material principal, unido con mortero de cal y arena, refleja las técnicas tradicionales heredadas de la arquitectura mudéjar, mientras que el arco de medio punto recuerda los modelos clásicos traídos por los españoles. Esta combinación convierte al puente en un verdadero testimonio físico de la transferencia cultural entre Europa y América.

Sus cinco arcos de medio punto muestran un refinamiento técnico notable para la época y resisten, desde hace casi dos siglos, el paso del tiempo, las crecidas apocalípticas del río y el intenso tránsito cotidiano.

Pero no todo en el puente del Yayabo es técnica y estética. También ha sido escenario de la vida de generaciones de espirituanos y testigo silencioso de eventos históricos, como las luchas independentistas del siglo XIX y los cambios sociales del siglo XX, al tiempo que ha espoleado las musas de artistas, poetas y cronistas. Su silueta ha devenido símbolo identitario de la ciudad y un hito turístico de alto valor cultural.

Y es que el puente sobre el río Yayabo es único, no simplemente por su forma o antigüedad, sino porque encarna una combinación rara de autenticidad, funcionalidad, belleza y memoria colectiva. Es un sobreviviente de la era colonial, y esa vitalidad, sumada a su integridad arquitectónica, es lo que lo hace insustituible en el panorama cubano.

A casi dos siglos de su construcción, continúa tendido sobre el río y sobre el tiempo, uniendo, más que dos orillas, dos épocas de la ciudad de Sancti Spíritus.

Fuentes: Periódico Escambray, Agencia Prensa Latina, Libro de las construcciones espirituanas

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