Leer es crecer

Leer es crecer

Se celebra hoy 7 de junio el Día del Bibliotecario en Cuba. Esta fecha fue escogida como homenaje a Antonio Bachiller Morales quién naciera el siete de junio de 1812.

Antonio Bachiller y Morales llegaría a figurar entre los patriarcas de las letras cubanas en el siglo XIX.

Acerca de Antonio Bachiller y Morales afirmó José Martí que las letras cubanas le estarán siempre agradecidas por habernos legado estudios, relatos y biografías que reflejan nuestro acontecer histórico en la primera mitad del siglo XIX.

Las bibliotecas, como depositarias de la información escrita, surgieron no mucho después de que se instaurara la escritura misma: aproximadamente entre los años 3mil y 2mil antes de Cristo.

Las primeras bibliotecas surgieron para guardar tablillas de arcilla que, por medio de inscripciones en escritura cuneiforme, registraban información acerca de cuestiones comerciales y legales.

Muchos de estos primigenios centros “bibliotecarios” resultaron destruidos por terremotos e incendios, aunque gran parte de las tablillas que atesoraban se han conservado hasta la actualidad.

Hacia el siglo primero antes de Cristo, los romanos acaudalados comenzaron a crear bibliotecas privadas con obras griegas y latinas. La creciente demanda de libros originó negocios paralelos de copistas y librerías, así como la aparición de bibliotecas públicas, surgidas en el siglo Dos en Roma.

Con la invención de la imprenta en el siglo XV y una economía en expansión, los libros se hicieron más asequibles y la lectura aumentó.

Hoy día el trabajo bibliotecario en Cuba es reconocido a nivel mundial, sobre todo por la preparación de quienes lo realizan. Una extensa red de bibliotecas públicas se extiende de una punta a la otra del territorio nacional, haciendo de la lectura un placer al alcance de todos.

La Biblioteca Provincial “Rubén Martínez Villena”, de Sancti Spiritus,  se distingue por ser depositaria del patrimonio bibliográfico provincial y por ende de la nación cubana.  Atesora desde el siglo XIII y XX hasta el presente piezas de valor único y excepcional, agrupados en diferentes soportes: manuscritos, libros, folletos, publicaciones seriadas, fotos, mapas, partituras, entre otros.

Experiencias como la extensión bibliotecaria, la existencia de estas instituciones en los bateyes azucareros y las minibibliotecas en centros de trabajo, escuelas e incluso en centros penitenciarios son una expresión de la socialización del libro y de cómo el estado cubano promueve los hábitos de lectura.

En esta enumeración un capítulo aparte lo ocupan las salas de atenciones bibliotecarias a ciegos y débiles visuales, con equipamiento y especialistas que promueven el sistema Braille para que las personas con esta incapacidad también puedan acceder al libro.

Con esta filosofía el sistema bibliotecario cubano se ha erigido en un espacio en que la confrontación, investigación y promoción constituyen pilares fundamentales en la defensa de nuestra cultura.

Felicidades a todos los Bibliotecarios espirituanos.

 

 

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El Balcón del Soto

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