La muerte aniquila los sueños

La muerte aniquila los sueños

(A 15 años de la muerte de Hugo Hernández)

El 15 de mayo del 2010, con la muerte de Hugo Hernández, quedó inconcluso un sueño que ambos teníamos: Yo iba a escribir, para que él lo escenificara, un monólogo para el personaje Charlie Chaplin.

Había visto hace años a Hugo interpretando ese papel y me impresionó su peculiar manera de captar la expresión, los gestos y la ternura de Charlot. Muchas veces hablamos del tema sin saber que la muerte, emboscada en un sitio recóndito y cierto, lo esperaba.

Confieso que cuando supe la noticia, me negué a creerla, y todavía hoy, no he incorporado la certeza de que nunca más lo veré caminar por Sancti Spiritus, riendo y engolando la voz, histriónico, para lanzar un chiste al aire.

Yo perdí un sueño y la villa a su mejor juglar.

Hugo Hernández era un tipo buena gente, profesional como pocos y gran parte de su vida la dedicó a trabajar para los niños: Ellos lo querían con esa mirada inquisidora que tienen para descubrir el alma de los hombres que no han extraviado su infancia.

Desde su Cabaiguán nos llegó un día, como titiritero, como actor, como clown, como presentador, como artista radial y ni las luces, ni el maquillaje le borraron del rostro la desnudez del guajiro sin resquicios, inepto para el rencor o el arribismo.

El Grupo de Teatro Guiñol Eurípides La Matta, los Proyectos H y Baúl Mágico vieron transitar y crecerse como artista a Hugo Hernández hasta que un buen día encarnó un personaje hecho a su medida: El payaso Tirilín Tirilón.

Tirilín Tirilón llegó con la madurez del artista y paulatinamente se fue enriqueciendo en el ajetreo cotidiano y en la perspicacia del actor para convertir en maravilla los colores, la ingenuidad y la ternura de los niños.

Hugo Tirilín Tirilón era un payaso diferente: Con un vozarrón que lo hacía humano era capaz de comunicarse desde la estatura de los más pequeños, sin concesiones, recriminarlos como un padre o hacerles reir hasta el llanto con la franqueza de quien dice la verdad y puso su vida a disposición de la esperanza el mundo.

Los niños extrañan a Hugo Tirilín Tirilón, puede que en su mágico mundo piensen que viajó a una lejana galaxia en una aventura para rescatar princesas de la que regresará vencedor algún día.

Hugo Hernández forma parte de la historia de la cultura espirituana: su muerte prematura, nos privó de un excelente artista y de un hombre a carta cabal: Nos dejó al partir una profunda huella en el corazón de todos los espirituanos.

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Cultura,  El Balcón del Soto

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