Don Quijote de la Mancha, primer libro publicado en Cuba por la Revolución
Apenas un mes después del triunfo de la Revolución cubana, el gobierno publicó una edición especial de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, una obra de profundo simbolismo que representaba los valores de la naciente sociedad en un momento de ebullición social en la isla. Era el 16 de febrero de 1959.
El personaje de Don Quijote, con su sentido de justicia y su afán por transformar el mundo, resonaba con los ideales de los hombres y mujeres que habían llevado al país a la victoria definitiva. La Revolución liderada por Fidel Castro prometía cambios radicales y Don Quijote, aunque un personaje ficticio, encarnaba aquel anhelo de justicia y la perseverancia en la adversidad.
Al igual que el caballero de la triste figura, los líderes revolucionarios se veían a sí mismos como transformadores de una realidad desigual, por lo que el libro se convirtió en una metáfora del nuevo rumbo de Cuba: un proceso de transformación en el que no faltarían molinos de viento.
Otra razón clave para elegir el clásico de Cervantes fue el énfasis de la Revolución en la educación y la cultura como herramientas de cambio. Si bien antes de 1959 el acceso a los libros en Cuba estaba limitado por el analfabetismo y la falta de distribución equitativa, luego del triunfo de los barbudos se desplegaron iniciativas como la Campaña de Alfabetización, en 1961, y la publicación masiva de obras literarias, dos pilares de una estrategia educativa integral.
Al publicar El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerada la obra más importante de la literatura en español, el gobierno revolucionario enviaba un mensaje claro: la cultura y la literatura serían fundamentales en la construcción del hombre nuevo que demandaban los tiempos en Cuba.
Como argumento de peso para escoger este clásico también figura un razonamiento contundente: José Martí fue un gran admirador de Don Quijote y lo citó en múltiples ocasiones en sus textos. Para Martí, Cervantes no solo había creado un personaje literario memorable, sino que plasmó en él valores de dignidad, sacrificio y lucha por un mundo mejor.
El nuevo gobierno revolucionario, que reivindicaba a Martí como guía ideológica, veía en Don Quijote una figura afín a su causa. La publicación del libro también sirvió para reforzar el vínculo entre la Revolución y la tradición cultural hispanoamericana, al destacar el papel de Cuba dentro del legado literario en lengua española.
De modo que escoger a El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha como el primer libro tras el triunfo de la Revolución no fue una decisión arbitraria, ni festinada; sino un acto cargado de simbolismo. Representaba la lucha por la justicia, la importancia de la educación y la continuidad de una tradición literaria vinculada a los ideales emancipadores.
Fuentes: Cubaliteraria, La Jiribilla, Cubarte