Trinidad, esa ciudad que deslumbra y enamora
Para acariciarla no hacen falta las distancias ni los pasos; ni tan siquiera es necesario desandar cada uno de sus variados escenarios.
Para atraparla, abrazarla, distinguirla, lo vital es sentirla en el alma.
Porque esa es una de las virtudes de Trinidad, la añeja urbe, que descubre todos sus encantos, sin sonrojarse, porque lo hace con todo ese amor que ha prodigado en más de cinco siglos.
El más pequeño de los detalles hace luz en la cotidianidad de la urbe.
Entre sus chinas pelonas de sus calles empedradas, entre sus rejas, sus aldabas, sus altos portones y entre su gente, donde la sonrisa es cómplice.
También entre las tradiciones que viven y atrapan al visitante. Entre tanto arte y cultura, entre lo real maravilloso de la urbe que va como el buen vino, añeja pero más interesante.
Así se desnuda Trinidad ante el mundo.
Trinidad de Cuba, un destino turístico excepcional, que sin dudas atrapa.
Trinidad tiene argumentos convincentes para atrapar.
Cada detalle, mientras más añejo, más interesante.
Trinidad, un destino exclusivo.
También las sonrisas y el prodigio del arte, tradicional y heredado enamoran.
Manaca Iznaga, con su esbelta torre, un destino exclusivo.
De Trinidad, sus frutas, con sus aromas y sabores, un motivo.
Fotorreportajes, Sancti Spíritus, Turismo , TRINIDAD DE CUBA, Turismo