Diez frases icónicas de Fidel sobre la religión
En más de una ocasión, el Comandante en Jefe Fidel Castro confesó que consideraba a Jesús como un gran revolucionario, una polémica afirmación que solía apuntalar con argumentos irrefutables: “Era un hombre cuya doctrina toda se consagró a los humildes: a los pobres, a combatir los abusos, a combatir la injusticia, a combatir la humillación del ser humano. Yo diría que hay mucho en común entre el espíritu, la esencia de su prédica y el socialismo”.
La concepción de las religiones como salvoconducto para la defensa de los pobres y desposeídos fue un pilar en el pensamiento de Fidel, quien había nacido en un hogar de creyentes y cursado la educación en colegios religiosos, pero tenía la genial capacidad de asumir una postura crítica ante los fenómenos, incluidos los subjetivos dominios de la fe.
La actitud hostil de ciertos círculos de la jerarquía eclesiástica durante los primeros años de la Revolución cubana provocó una tensa relación entre la Iglesia y el Estado que, sin embargo, no contaminó la percepción del Comandante en Jefe sobre el rol de la religión en la espiritualidad de los pueblos.
A este particular asunto hizo referencia en numerosos eventos, congresos y discursos a lo largo de varias décadas, pero fue en el diálogo con el teólogo y periodista brasileño Frei Betto, entre los días 23 y 26 de mayo de 1985, cuando resumió magistralmente su posición respecto a la fe.
De aquellas 23 horas de entrevistas surgiría el libro Fidel y la Religión, texto paradigmático del que Radio Sancti Spíritus extrae 10 frases icónicas del Comandante en Jefe.
- “Las cualidades que nosotros requeríamos de aquellos compañeros —asaltantes al cuartel Moncada— eran, en primer lugar, el patriotismo, el espíritu revolucionario, la seriedad, la honradez, la disposición a la lucha, que estuvieran de acuerdo con los objetivos y los riesgos de la lucha, porque se planteaba precisamente la lucha armada contra Batista (…). No se le preguntaba a nadie absolutamente si tenía o no tenía una creencia religiosa, ese problema nunca se abordó”.
- “Una de las características de nuestra Revolución es que suprime el robo, la malversación y la corrupción. Si la Iglesia decía: amar al prójimo como a ti mismo, eso es, precisamente lo que nosotros predicábamos”.
- “Si en una revolución que entraña tanta justicia como la revolución socialista en Cuba existiera forma alguna de discriminación con relación a una persona por un motivo religioso, esto solo sería útil a los enemigos del socialismo, a los enemigos de la Revolución; solo sería útil a los que explotan, a los que saquean, a los que someten, a los que agreden, a los que intervienen, a los que amenazan, a los que prefieren exterminar a los pueblos de América Latina y el Caribe antes que perder sus privilegios”.
- “En mi opinión —y pienso que en esto habrá coincidencia de criterios entre el Vaticano y nosotros—, una visita del Papa a Cuba debe producirse cuando estén garantizadas las condiciones mínimas, para que sea un encuentro útil y fructífero tanto para la Iglesia como para nuestro país, pues estamos viviendo un momento excepcional”.
- “Diría que, si el Che fuera católico, si el Che perteneciera a la Iglesia, tenía todas las virtudes para que hubieran hecho de él un santo”.
- “Si vamos a nuestra Revolución, es una revolución social profunda. Sin embargo, no se ha dado un solo caso de obispo fusilado, de sacerdote fusilado, no se ha dado un solo caso de sacerdote maltratado físicamente, torturado. Con relación a esto, lo más notable, yo diría, es que no se ha dado el caso ni de un sacerdote ni de un laico. Porque nosotros desde que estábamos en la Sierra Maestra y desde que hicimos las leyes de que te hablé contra los torturadores y los asesinos, establecimos una conciencia profunda en todos nuestros combatientes sobre el respeto a la vida humana”.
- “Con la Iglesia Católica tuvimos dificultades hace años, que fueron superadas, todos aquellos problemas que en un momento existieron, desaparecieron”.
- “Cuando, por ejemplo, la Iglesia desarrolla el espíritu de sacrificio y el espíritu de austeridad, y cuando la Iglesia plantea la humildad, nosotros también planteamos exactamente lo mismo cuando decimos que el deber de un revolucionario es la disposición al sacrificio, la vida austera y modesta”.
- “Es lógico que una teoría y una posición religiosa que vaya al reencuentro con lo mejor de la historia del cristianismo esté en absoluta contradicción con los intereses del imperialismo”.
- “En mi opinión, la religión, desde el punto de vista político, por sí misma no es un opio o un remedio milagroso(…). Desde un punto de vista estrictamente político —y creo que conozco de política—, pienso incluso que se puede ser marxista sin dejar de ser cristiano y trabajar unido con el marxista para transformar el mundo”.