Fidel no tenía miedo ante ninguna circunstancia
En absoluta oscuridad quedó el salón de reuniones de la Brigada Venceremos, donde más de 400 norteamericanos y otros residentes en ese país se agolpaban junto al medio centenar de cubanos que compartíamos con ellos la zafra del 70. La electricidad fallo de pronto dejando en ascuas a los presentes.
“¿Que sucedió?”, preguntó Fidel, mientras encendía un fósforo que proyectó su rostro claramente debido a la oscuridad de la fría noche.
Disimiles fueron las opiniones sobre el tiempo a oscuras, para algunos fue menos de un minuto, otros pensamos que fueron horas, donde nos vino a la mente los tantos planes de atentado contra el líder de la Revolución, desde su lucha en la Sierra Maestra.
Después supimos que el choque de un tractor contra un poste provocó el accidente y que, al faltar la luz, el traductor que estaba al lado del Comandante trató de ponerse delante y este le hizo volver a su lado…
Restablecido el servicio eléctrico, Fidel como si nada, continuó el intercambio, en el que se habló de muchos temas y se escucharon las razones de la presencia de los brigadistas en tierras cubanas, presencia a pesar de las restricciones que, desde entonces, aplican los gobiernos norteamericanos a sus ciudadanos para impedir que viajaran la isla.
Aquella jornada había comenzado al amanecer, cuando un grupo de amigos solidarios y cubanos compartimos el corte de caña con Fidel, quien les anunció durante un breve receso que esa noche iría al campamento de casas de campaña y construcciones rústicas en el Monte Averof, en áreas del central Rubén Martínez Villena, de Aguacate, en la entonces provincia de La Habana.
Al final del encuentro un norteamericano le propuso al Comandante intercambiar su sombrero por la gorra del Jefe de Estado, a lo que este aceptó y además fotografiarse con el amigo, quien alegó necesitar la prueba de que se trataba en efecto de la gorra de Fidel, que iba a usar a partir de ese momento.
Mientras nos retirábamos, estadounidenses y cubanos comentábamos aquella acción de Fidel de autoalumbrarse en la oscuridad y coincidimos que el Jefe de la Revolución no tenía miedo y menos entre personas solidarias con su Patria.
Fotos: George Cohen.
Hoy traigo aquellos recuerdos motivado por el paso a la inmortalidad de Fidel. Son evocaciones que vienen a mi mente y también porque por esa fecha de 2016, los más recalcitrantes enemigos de la Revolución manifestaban alegría por su suerte, sin tener en cuenta que, el fallecimiento del Comandante en Jefe, fue otra derrota de los enemigos que no pudieron nunca atentar contra él y quien, ante la pregunta de un periodista, de que si usaba un chaleco antibalas, este respondió tengo un chaleco moral.
Y viene a mi recuerdo aquel día en que comprobé personalmente la valentía de Fidel, que no tenía miedo ante ninguna circunstancia.
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