La conservación se afianza en Lomas de Banao
Gracias al avance de proyectos dedicados al rescate y la preservación de especies amenazadas de la flora y la fauna, en la Reserva Ecológica Lomas de Banao, sitio de exuberante belleza y endemismo de la central provincia cubana de Sancti Spíritus, se consolidan hoy la conservación y la educación ambiental.
Ubicada en el macizo montañoso Guamuhaya, Lomas de Banao tiene una extensión de seis mil 138 hectáreas, distribuidas en tres municipios espirituanos, y dispone de cuatro estaciones biológicas -Jarico, Ruinas de María Antonia, La Sabina y Hoyo del Naranjal-, las cuales se erigen, a su vez, en una fortaleza para el trabajo en la zona.
Oliver Valle Hernández, especialista de Conservación en la reserva, subrayó a la Agencia Cubana de Noticias que aun cuando los primeros programas se enfocaron en la silvicultura, la reforestación o el enriquecimiento de bosques, en la actualidad sigue destacándose el proyecto de rescate de especies amenazadas de la flora.
De las 228 especies endémicas localizadas en el área, 90 tienen alguna categoría de amenaza, puntualizó Valle Hernández.
Aseguró que a partir de la labor con el huevo de gallo (Salpichroa origanifolia), el nogal del país (Juglans jamaicensis), la magnolia cubana (Magnolia cubensis) y la sabina (Podocarpus angustifolius) se han recuperado las poblaciones existentes en el singular paraje y hoy, dentro de este escenario geográfico, se aprecia su crecimiento y no tienen ningún tipo de amenaza.
Sabiduría, estudios especializados, experiencias de investigadores, innovación y experimentación se conjugan aquí para lograr en viveros, anualmente, cientos de ejemplares que luego son plantados en los ecosistemas más propicios.
En el caso de la fauna, aseveró que mucho se ha avanzado en el manejo de cavidades artificiales para la cotorra y el catey, un proyecto que comenzó a gestarse hace décadas y que entre sus resultados reporta el aumento gradual de las poblaciones, esencialmente de los cateyes, y un beneficio notable para el tocororo, el ave nacional de Cuba, que también usa estos espacios en Jarico y La Sabina, por ejemplo.
Una de las problemáticas identificadas en el hábitat de las cotorras y los cateyes, es la escasez de cavidades para establecer sus nidos, porque suelen hacerlos en árboles muertos y la constante incidencia de fenómenos hidrometeorológicos en la isla provoca la caída de estas plantas, a lo cual se suma la competencia con el resto de las aves.
Valle Hernández significó que una de las fortalezas de la reserva ecológica que atrae cada año a visitantes nacionales y extranjeros por sus bondades paisajísticas y propuestas de ecoturismo muy bien pensadas en la premontaña y la montaña, es la existencia de las cuatro estaciones biológicas.
Estos espacios, acotó, nos permiten disponer de un grupo de trabajadores enfocados en la conservación, pero además se desarrollan talleres de capacitación, cursos e investigaciones en alianza con el Jardín Botánico de esta localidad y la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez.
De acuerdo con una publicación reciente del periódico Escambray digital, dada la diversidad y la riqueza de los ecosistemas, Sancti Spíritus suma 16 áreas protegidas que ocupan más de la quinta parte de la superficie del territorio provincial.
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