Maritza, María del Carmen, Pedro y el Código de las Familias

Maritza, María del Carmen, Pedro y el Código de las Familias Foto: ACN

Desde que los padres de Brenda Beatriz decidieron establecerse en otro país, sus abuelos maternos asumieron la educación y el cuidado de la pequeña; tras indagar con varias personas y leer una y otra vez el Código de las Familias, hoy consideran que están ante un texto muy necesario.

A juzgar por la risa constante que se escucha, por su desempeño escolar, por las muestras de cariño que recibe a cada momento, Brenda Beatriz es una pequeña de nueve años feliz; sin embargo, a sus abuelos les inquieta siempre la ausencia de sus progenitores y lo que pudiera significar para ella, puesto que en los últimos tiempos vienen muy poco a Cuba.

De las explicaciones recibidas en el proceso de consulta popular que se llevó a cabo en la Isla de febrero a abril del actual año se desprendió el interés de la abuela Maritza por conocer aún más los beneficios del código; cuando restan pocas jornadas para el referendo del 25 de septiembre refirió con orgullo la protección legal que ofrece para los adultos mayores y los infantes, sobre todo, en familias como la suya.

Mientras, cuando la ACN conoció la historia de María del Carmen y Pedro, esta mujer de casi 70 años apenas si podía ver a sus nietos en algún que otro encuentro apresurado, pues aunque durante casi una década cuidó a tiempo completo a Amalia -la mayor de los dos-, los malos tratos y los desaires de su yerno le impedían visitar la casa de su hija y mantener una buena comunicación con su familia.

Aunque María del Carmen falleció, Pedro habló con seguridad de un código que proteja a otros hogares de padecer lo que ellos sufrieron durante meses.

Nadie tiene el derecho de separar a los abuelos y nietos, de privarnos del placer de jugar con ellos, nosotros solo quisimos darles amor, acotó.

Especialistas del Derecho consultados con anterioridad refirieron historias similares relatadas por adultos mayores, con situaciones de Salud creadas a partir de desacuerdos con la otra parte, porque se les prohibía ver, acariciar, convivir con sus descendientes; en tanto, otros se han quedado al cuidado de los menores y buscan asesoría.

Al decir de trabajadores de la Unidad de Bufetes Colectivos Sancti Spíritus, en el ejercicio de la profesión, puede afirmarse que NO hay nada más parecido a la realidad de la nación que este documento, puesto que si en algún lugar se acompaña a la población en sus litigios de familia es en estas instituciones y día a día se atienden a personas con las situaciones que recoge el texto.

Otros hicieron alusión, a su vez, a que algunas de las cosas que se señalan en el Código de las Familias son recomendaciones que se han ido realizando a través de los años en eventos, investigaciones, tesis y que ya habían sido identificadas por los profesionales del sector pero también por expertos de ramas como la Psicología.

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